Los festejos de hoy son un reflejo pálido del entusiasmo de 1910. Las frustraciones del siglo XX desvanecieron el optimismo. Es de esperar que el futuro reúna más voluntad para el bien común.
Hay una desvalorización de las instituciones, dice la historiadora. La dirigencia está muy ocupada en sus propios intereses, advierte. Opina sobre por qué hoy no hay un Alberdi, un Sarmiento o un Mitre.
Arremete sobre lo que define como las "ideas consagradas". "Hay convencimientos que no se corresponden con lo sucedido". "Toda nación parte de un mito y no está mal que así sea", aclara.
"¿Qué hubiese sido el país si en...?" lleva a insólitos resultados. De todos modos, es un ejercicio excelente para cuestionar mitos. En fechas como éstas, comparar parece inevitable, dice el autor.
Hablan Rosendo Fraga, Gabriel Di Meglio y Luis Alberto Romero. "Argentina dejó de ser móvil e integrada tal como se soñaba". Tenemos que reinsertarnos en el mundo otra vez, se esperanzan.
Esta fecha ha tenido celebraciones muy particulares en nuestro suelo. Actos y actores sorprenden cuando se revisan los archivos. La idea de soberanía acentuó siempre el patriotismo sureño.
El autor neuquino Alejandro Flynn repuso anoche su obra "Monólogos de la revolución", donde nos acerca aún más a aquellos hombres que hicieron historia.
El historiador critica la falta de ideas firmes en la celebración de este Bicentenario: "Lo único que nos une es la selección de fútbol", dice. Aboga por un revisionismo serio sobre la Semana de Mayo de 1810 al afirmar como alerta que se "trata de ocultar la participación, en la gesta, de los sectores populares".