El golpe encabezado por Pinochet marcó el inicio de una etapa signada por represión, torturas, exilio y desaparición de personas. La violencia y la impunidad ocasionaron una herida abierta que aún sangra y dificulta el reencuentro entre los chilenos.
Pinochet, luego de encabezar en Chile una de las dictaduras más denostadas en todo el continente y ante la oleada de juicios por corrupción y violación de los derechos humanos que se le echó encima en sus últimos años, siempre negó su responsabilidad.
Los simpatizantes se mantienen apostados en las afueras del Hospital Militar de Santiago. Entretanto, en la Plaza Italia las manifestaciones de los oponentes al dictador transcurrían sin disturbios.
Lo informó el secretario general de Gobierno Ricardo Lagos Weber. Agregó que "el Gobierno ha autorizado banderas a media asta en los recintos del Ejército y sus unidades militares".
Opositores al dictador chileno Augusto Pinochet que celebraban su muerte se enfrentaron con la policía frente al palacio presidencial de La Moneda. La policía intentó disolver una columna cuando más de un millar de manifestantes avanzaban por la Alameda.
Sus simpatizantes se agolparon alrededor de Hospital Militar de Santiago, lloraron y agredieron a periodistas. Mientras tanto en Plaza Italia se reunieron más de 3000 opositores que, con euforia, descorcharon champaña, se abrazaron, saltaron y lanzaron gritos de de júbilo.
Lo decidió el Congreso. Desde hace treinta años que este tipo de comercio estaba cerrado. Cuestionan los efectos de la medida en otros países que quieren esta tecnología.
Lo reveló ayer "The Guardian". El ex espía habría descubierto un plan del servicio secreto ruso para extorsionar exiliados
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