En la
tercera edad se hace necesario tomar precauciones
para que la alimentación contribuya a cumplir
aquello "dar vida a los años y no solo
años a la vida".
Hoy se ha avanzado lo suficiente en el estudio
de las repercusiones de la alimentación sobre
la salud como para saber que es un factor importantisimo
para prevenir enfermedades y vivir en plenitud.
Iniciar tempranamente una dieta equilibrada y completa
y seguirla con continuidad es un modo placentero
de prepararse para una vejez felíz.
A medida que aumenta la esperanza de vida hay que
ajustar el menú para que las relaciones entre
comida y salud no ofrezcan riesgos. Pero eso no
es cuestión de privarse de los sabores favoritos,
sino de modelar las cantidades y modificar las técnicas
de elaboración.
Es importante recordar que los adultos mayores
necesitan los mismos ntrientes que los jóvenes,
aunque en distinta proporción y en condiciones
de ser asimilados con mayor facilidad. Está
comprobado que las personas mayores que viven solas
y tienen bajos ingresos omiten alimentos imprescindibles
y no llegan a cubrir su requerimiento diario.
Muestras de fatiga y apatía pueden obedecer
a la falta de hierro, producida por no consumir
alimentos que lo aportan (carnes rojas, hígado,
morcillas, corazón, yemas, legumbres, cereales
integrales y productos fortificados). Cuando algunos
de ellos se suprimen para bajar el colesterol, deben
ser compensados con otros para que el aporte de
hierro no se resienta.
Idéntica atención hay que prestar
al calcio, pues numerosas pruebas relacionan la
osteoporosis con la insuficiencia de este mineral.
Es indudable que también inciden otros factores,
pero en la mayoría de los casos la influencia
nutricional resulta desiciva. Por eso se recomienda
aumentar el consumo de leche, yogurt y otros derivados
descremados, sin olvidar que las vitaminas C y D
ayudan a asimilar mejor el calcio.
Los problemas dentales (piezas faltantes, dentaduras
mal ajustadas, dolor o ardor en la boca) suelen
causar dificultades al masticar y tragar. Por eso
las personas afectadas tienden a evitar alimentos
ricos en nutrientes como carnes, frutas secas y
vegetales crudos. Para remediarlo, sugerimos alternar
preparaciones calientes y frias en la misma comida,
para estimular las glándulas salivales; rallar
o picar los alimentos sólidos; reducir a
puré las legumbres cocidas; comer lentamente,
masticando bien; aumentar el nº de comidas
diarias, disminuyendo la cantidad en cada una.
Una molestia frecuente en las personas de edad
avanzada es el estreñimeinto o constipación.
Para evitar el abuso de laxantes, nada mejor que
aumentar el consumo de fibras comiendo cereales
integrales, verduras variadas, frutas y legúmbres.
La falta de líquido puede acentuar el estreñimiento
provocar deshidratación y agravar la hirpertensión.
Se recomienda beber dos litros diarios entre agua,
infusiones caldos y jugos.
En sintesis:
- Mantener el peso adecuando con una ingesta calorica
moderada
- Evitar las comidas abundantes
- hacer no menos de cuatro comidas dairias, comenzando
con un buen desayuno.
- Incluir lácteos descremados en la dieta
- Limitar los condimentos irritantes como el ají
molido y la pimienta.
- Suprimir el alcohol o reducirlo al mínimo
- en lo posible realizar caminatas
- Luchar contra la soledad y tratar de comer acompañado
- Elegir cortes magros de carne roja, recurrir
al pescado y al pollo 2 o 3 veces por semana.
- Consumir citrícos.
Por María Angélica Domeq
Lic en nutrición
Miembro de GESA
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