En un recipiente colocar las dos tazas de harina común, el polvo de hornear, el aceite y e a poco ir agregando el agua hirviendo hasta formar una masa que no se pegue demasiado en los dedos. Reservar en lugar tibio para que no pierda el calor- NO AMASAR

En otro recipiente grande colocar las manzanas cortadas en rodajas finas, agregar el azúcar, la fécula de maíz,la canela, las nueces y las pasas de uva. Mezclar y dejar reposar unos minutos.

Dividir el bollo de la masa en dos. En una mesa enharinada extender el 1/2 bollo hasta que quede una película muy fina de masa, enharinar nuevamente y enrollar en pala de amasar para poder levantar. Colocar en una asadera de las de pizza, forrar muy bien los costados. Sobre esta agregar el relleno, distribuir uniformemente. Estirar el resto de la masa y colocar en la parte de arriba, cerrar bien los bordes haciendo presion con los dedos. Pinchar la superficie con tenedor y llevar a horno mediano durante 1 hora aproximadamente o hasta que la superficie se vea 1 punto menos que dorada.
Al sacar del horno inmediatamente espolvorear con abundante azúcar impalpable y dejar reposar fuera de la heladera hasta que tome temperatura ambiente. Servir solo para acompañar el te o con dos bochas de helado de crema americana, unas hojas de menta y una salsa de frutilla en forma de postre-

 Este pastel es una vieja receta familiar, y jamás aunque la he buscado he podido encontrarla en ningún recetario de cocina, mi abuela tiene dos hermanas que para cada evento de mi niñez hacían esta exquisita receta, y ella también lo elaboraba. Yo aprendí a hacerlo cuando tenía 8 años y de ahí en más no ha dejado de permanecer en la mesa familiar para una ronda de mates los fines de semana o para acompañar el postre de una exquisita comida.
El de mi abuela Lelia salía bien oscuro porque le agregaba mucha canela, el de mi Tía Irma además era mas consistente por el agregado de un poco más de fécula de maíz y el de mi tía Elsa que siempre me pareció el más delicioso siempre en su punto justo, con una masa que se desarma en el paladar, el toque justo de canela y una pizca de ralladura de limón para mantener el color de las manzanas y darle un sabor especial.
El mió trata cada día de parecerse a este ultimo, a veces casi lo logro y otras no tanto pero siempre, siempre me hace quedar como una reina en cualquier reunión familiar o de amigos.
Espero que lo hagan porque es realmente delicioso.