Jueves 3 de enero de 2002

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Duhalde asumió la presidencia en medio de la crisis y mantuvo febriles reuniones

 

Desde distintos sectores se habló de un gobierno de unidad, pero pocos se suman. El gran problema es si compensa o no a los endeudados en dólares.

  Frente a la dirigencia política que le concedió el poder que le habían negado las urnas dos años antes, el peronista Eduardo Duhalde asumió ayer como nuevo presidente de la Nación con mandato hasta finales de 2003 y en medio de una fuerte crisis institucional, económica y social.
Apenas finalizó el breve acto, le puso el cuerpo a una tarea abrumadora. Mantuvo durante toda la jornada febriles reuniones con gobernadores y dirigentes del justicialismo para definir la conformación del nuevo Gabinete Nacional y ultimar las medidas económicas que se anunciarán el próximo viernes .
No fue una tarea simple para Duhalde la resolución de su equipo de colaboradores, ya que debió soportar el desaire de varios dirigentes que rechazaron sus ofertas para ocupar diversos cargos de relevancia. La idea del bonaerense es conformar un gobierno de unidad nacional que le permita compartir los costos de dejar la convertibilidad, pero hasta el momento, muchos de los que coincidieron con esa "necesidad", dieron la espalda a la hora de sumarse a la acción.
El gran problema que deberá enfrentar Duhalde en el durísimo escenario económico es si compensará o no a las familias y a las empresas endeudadas en dólares, que con un peso devaluado pasarán a deber más en la moneda estadounidense mientras siguen percibiendo sus ingresos en la moneda local. No hacerlo podría hacer explotar nuevamente la protesta social, en un momento en que los argentinos ya adquirieron la gimnasia de salir a las calles para criticar a una dirigencia política que consideran corrupta hasta la médula.
La salida de la convertibilidad comenzará a plasmarse el viernes, cuando el gobierno envíe al Congreso el proyecto de ley que decide el fin de ese sistema.

"No quiero apresurarme"

"No quiero ni apresurarme ni tampoco ser un retardatario, como decía el general (Juan Domingo) Perón. Ni apresurados ni retardatarios porque la gravedad de la situación impide equivocarnos", afirmó Duhalde ante amigos y militantes en la Casa Rosada, luego de asumir formalmente su cargo.
El acto estuvo colmado por los máximos referentes de los partidos políticos tradicionales, empresarios, miembros de la Corte Suprema de Justicia, banqueros, familiares y amigos del flamante primer mandatario.
En medio de fuertes aplausos, pero sin los cánticos peronistas, el nuevo jefe de Estado recibió los atributos del poder, la banda presidencial y el bastón de mando, de manos del jefe de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, que estuvo transitoriamente a cargo del gobierno desde la renuncia del puntano Adolfo Rodríguez Saá el domingo por la noche.
El cotillón peronista que brilló por su ausencia en el Salón Blanco, estuvo presente -en cambio- en la Plaza de Mayo, que fue ocupada por militantes duhaldistas llegados desde distintos puntos del conurbano bonaerense.
Duhalde se convirtió en el quinto presidente en menos de doce días, desde que Fernando de la Rúa dejó el poder el pasado 20 de diciembre, jaqueado por el repudio popular y una crisis política y económica sin antecedentes en la historia argentina.
Desde que De la Rúa dejó su cargo, la primera magistratura nacional fue ocupada por el jefe del Senado, Ramón Puerta; el gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, y por el titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, que finalmente ayer entregó los atributos del mando al bonaerense.
Muy lejos de la imagen alegre y las sonrisas que mostró Rodríguez Saá en su fugaz gestión, Duhalde adoptó un gesto serio durante toda la ceremonia de asunción, al igual que su esposa Hilda González, que vestida de un rojo intenso se mostró permanentemente a su lado.
Incluso, fue llamativo el hecho de que el flamante jefe de Estado pidió a Chiche que rubricara junto a él el libro de actas que formalizaba su nombramiento al frente del Poder Ejecutivo nacional.
A un costado del presidente también estuvieron sus hijos y algunos amigos de la familia que siguieron atentamente el desarrollo del acto y aplaudieron a rabiar cuando Camaño le entregó a Duhalde el bastón y la banda presidencial. El Salón Blanco se completó con la presencia de dirigentes políticos de diversos sectores, empresarios y banqueros. Participaron de la ceremonia la mayoría de los gobernadores peronistas, a excepción del propio Rodríguez Saá, que evitó tomar parte en las negociaciones que derivaron en la designación del bonaerense, como también las cúpulas legislativas del PJ, encabezadas por Ramón Puerta, José Luis Gioja y Roggero.
(DYN, Télam y AR)

De la Sota negó ser "el malo" del PJ

El gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, negó ayer haber quedado como "el malo" del justicialismo luego de que fracasara en la Asamblea legislativa su postura a favor de un inmediato llamado a elecciones para elegir al presidente que complete el mandato del renunciante Fernando de la Rúa.
En un muy breve contacto con la prensa en la Casa Rosada, donde presenció la asunción de Eduardo Duhalde como flamante jefe del Estado, De la Sota aseguró que "el nuevo gobierno tiene el apoyo del justicialismo y del Frente Grande".
Consultado sobre si quedó como "el malo" dentro del oficialismo, contestó: "No, de ninguna manera. Esperemos que esto ayude a que la transición sea ordenada".
Finalmente, respondió apenas con un "gracias" cuando un periodista le preguntó si Duhalde "tiene legitimidad para gobernar".
El gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, se mostró más dispuesto al diálogo.
Opinó que el peronismo "tiene la oportunidad enorme de hacer un gran país" al hacerse cargo del Poder Ejecutivo y negó que el presidente Eduardo Duhalde le haya ofrecido algún ministerio.
Reutemann reconoció, además, que se evaluó en ciertos sectores del PJ postularlo para la presidencia, al indicar que "en principio hubo una conversación, pero no era el momento para candidaturas. No había que pensar en otra otra cosa que no sea el país".
Si bien reiteró que era partidario de convocar a elecciones en vez de ungir a un presidente hasta 2003, avaló la designación de Duhalde para terminar el mandato que dejó vacante Fernando de la Rúa, al indicar que "el drama eran los 60 días que podía durar" la crisis "hasta que se hicieran los comicios".
Opinó que "el primer problema del tipo económico" que debe resolver el nuevo presidente es "la situación del famoso corralito". (DYN)

Foto: Duhalde recibe la banda presidencial, en un acto austero,
breve y sin el tradicional folclore peronista.

     
     
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