Viernes 21 de diciembre de 2001

No hay detenidos a disposición del Ejecutivo

El caos se extendió desde la periferia al centro

La tensión en Cipolletti no cesó ni en el sepelio de la mujer

Roca fue invadida por gases y corridas

Verani y su gabinete evaluarán hoy la crisis

Comenzaron a pagar en Lecop a los productores

 

Se sucedieron saqueos en Neuquén en medio de enfrentamientos

 

Los episodios más violentos y prolongados fueron en Jumbo.

  NEUQUEN (AN).- El caos que desde hace dos días domina la ciudad mostró ayer su cara más violenta cuando cientos de vecinos desesperados se lanzaron a saquear los híper y supermercados y fueron reprimidos por la Policía, que no dudó en dispararles a quemarropa con bombas de gases lacrimógenos y balas de goma, atacarlos con el carro hidrante y hasta con los "churros" y golpes de puño cuando los enfrentamientos derivaron en peleas cuerpo a cuerpo. En medio de escenas de pánico derivadas de los enfrentamientos, hubo numerosos heridos con lesiones sangrantes en el rostro, los brazos, las manos y en el resto del cuerpo.
Al tenso amanecer que aplacó los destrozos y saqueos registrados durante la tarde y la noche del martes, le sucedió ayer una mañana que permitía albergar la esperanza de que la negra jornada de disturbios había sido superada.
Sin embargo, ninguno de los híper había abierto sus puertas y con el correr de las horas las autoridades de las entidades comerciales y empresarias de la ciudad, en una "cumbre" en la evaluaron la situación, optaron por sugerir a sus asociados a que cerraran su negocios. Como presagio de que se venía lo peor, resultó más que suficiente.
Apenas pasado el mediodía estalló el caos. Centenares de personas, amenazantes, se acordonaron en la ruta 22 frente al complejo Easy-Jumbo y comenzaron a presionar para que les entregaron alimentos. Minutos después de las 12.30 los efectivos de la Despo y el GEOP, que con sus uniformes negros salpicaban las enormes playas de estacionamiento, hicieron tronar sus armas y las relucientes bombas lacrimógenas comenzaron dibujar en el cielo sus parábolas, explotaban en medio de la muchedumbre y provocaron las primeras corridas.
Comenzó ahí una serie de enfrentamientos interminables entre policías y manifestantes, que se repitieron en diversos puntos de la ciudad y signaron de violencia la jornada, con violentos saqueos a los locales de Topsy en Belgrano y Catriel, donde además de llevarse absolutamente toda la mercadería, provocaron cuantiosos daños en las instalaciones, el mobiliario y el edificio.
Corrió similar suerte la sucursal de la calle Alderete en el Barrio Sapere, otra de Belgrano al 1.200 y el Bomba de Fray Luis Beltrán y Cháneton. En algunos los casos los saqueos y destrozos fueron totales.
En el Topsy de Sapere, no obstante, la gente fue contenida por la Policía que le efectuó sucesivas descargas de balas de goma y gases lacrimógenos.
En medio de escenas de pánico, los que caían bajo la fuerza policial en el complejo Jumbo eran luego obligados a permanecer inmóviles, acostados boca abajo sobre el asfalto ardiente y con las manos cruzadas en la nuca, hasta que debían ascender a empellones a los carros de asalto. Hombres y mujeres recibieron igual trato.
El incansable hostigamiento de los manifestantes, cruzándose permanentemente con los policías, fue frenado a medias cuando el gerente de la firma aceptó distribuir bolsones de alimentos. Pero la entrega, tras largas esperas, contribuyó al caos por desordenada y denigrante: desde la caja de un camión la mercadería se arrojó a diestra y siniestra y los manifestantes, que pugnaban por los alimentos, terminaron pisoteándose unos contra otros y desparramando las cosas en el asfalto.
El impresionante despliegue policial montado en la ciudad no alcanzó para frenar la necesidad de los manifestantes, que tras horas de enfrentamientos con los efectivos que intentaban proteger a los comercios, finalmente lograron su objetivo de acceder a la mercadería de las estanterías en media docena de sucursales de la cadena Topsy y Bomba y regaron de violencia extrema toda la ciudad, ante la impotencia de las fuerzas del orden que se vieron desbordadas, sin respuesta para tanto descontrol.
La estación de servicio del híper Easy fue literalmente destruida por la muchedumbre, que incontenible en su avance destructivo se llevó hasta el mobiliario del lugar y puso el alerta máximo cuando le prendió fuego al local. La blanca humareda que se elevaba al cielo a través de los ventanales destrozados, hizo presagiar un desastre mayor, pero las llamas lograron ser oportunamente contenidas antes de que alcanzaran los depósitos de combustibles.
La gente, por su parte, presionaba de todas formas: primero con arremetidas furibundas, luego con intensas pedradas y posteriormente con barretas de hierro y palos.
Una vez que desbaban a las custodias, ya nadie los frenaba y arrasaba con la mayor cantidad de alimentos que les era posible. Y se llevaban mucho, porque la mayoría había ido provista de grandes bolsas de plástico, bolsones de viaje y mochilas. Los más audaces, directamente se llevaban el "botín" en los changuitos.
Cuando la noche ya se había apoderado de la ciudad, los manifestantes que habían sido repelidos en Jumbo avanzaron sobre el híper Tía, en el bajo, aunque no lo atacaron.
Sí atacaron la central de La Anónima, en Antártida Argentina y Chrestia, pero una gran cantidad de efectivos policiales los rechazó con gases y balas de goma.
En medio del caos y la destrucción hubo dos episodios singulares: ante la inminencia del ataque de los saqueadores, los vecinos espontáneamente se apostaron frente al Topsy de la calle San Juan, el más importante de la cadena, y frente a Capriolo, en la calle Cháneton casi Fava, y rechazaron a los revoltosos.

"No a la represión"

NEUQUEN (AN).- Las iglesias cristianas exigieron detener la represión policial, y solicitaron la "urgente" participación de actores sociales que "estuvieron ausentes de los conflictos": las autoridades y dirigentes políticos, los legisladores y los jueces.
Los principales representantes religiosos de la región indicaron que la causa de los acontecimientos de violencia registrados estos días nacieron en "el modelo neoliberal que se implantó hace 25 años en nuestro país", generaron "la exclusión de millones de argentinos" y desembocaron en "una espiral de violencia que se manifiesta dramáticamente en el estado de sitio, la represión policial y la Gendarmería en la ciudad".
Los representantes religiosos se reunieron anoche con miembros del gobierno, representantes del empresariado y dirigentes políticos de la oposición para elaborar un plan de emergencia social .

Foto: Uno de los detenidos durante el prolongado asalto al hipermercado Jumbo. De su cabeza y manos mana mucha sangre.

   
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