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Martes 26 de Diciembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 30 y 31 > Sociedad
Cada vez más conductores ebrios provocan tragedias en rutas y calles
El alcoholismo social amenaza en "época de festejos", especialmente. El alcohol es protagonista en 3 de cada 10 accidentes viales en el país. A la irresponsabilidad individual se suma la ausencia estatal en el tema.
"Hasta el más borracho se presta al control de alcoholemia", reconocen en Roca, "porque están convencidos de que no lo están". En Argentina se registran más de 1.265.000 alcohólicos mayores de 16 años; más de 800 mil son menores de entre 12 y 15 años . En Argentina se cometen 20 homicidios culposos en accidentes de tránsito por día.
"Hasta el más borracho se presta al control de alcoholemia", reconocen en Roca, "porque están convencidos de que no lo están". En Argentina se registran más de 1.265.000 alcohólicos mayores de 16 años; más de 800 mil son menores de entre 12 y 15 años . En Argentina se cometen 20 homicidios culposos en accidentes de tránsito por día.
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"Me tomé sólo un trago. ¿Qué puede pasar?", cuenta la mujer, a carcajadas, en medio de una ronda de amigos tras degustar unas porciones de pizzas al salir del trabajo, en estos días de fin de año.

Se despide, toma las llaves, todavía riéndose sola, se sienta al volante de su Fiat 147 y parte a su casa. Reconoce que "sólo bebió dos chops heladísimos" y otro par de los populares fernet con coca cola. "¿Qué puede pasar?", duda la mujer. ¿Qué puede pasar?, ríen sus amigos que siguen bebiendo

Que se le nuble la vista a mitad de camino..., que sea más susceptible a ser encandilada..., que se sienta más segura y acelere más de la cuenta..., que le cueste mucho más reaccionar para hacer una maniobra necesaria -como frenar a tiempo-. Son sólo algunos de los efectos posibles que el alcohol produce a quien bebe y conduce.

Los ebrios al volante ocupan el primer lugar entre las causas de los accidentes de tránsito más graves, aquellos donde mueren niños y adultos. Por una irresponsabilidad ajena.

Las estadísticas nacionales lo reflejan cada día.

En Río Negro los números no abundan. En los relevamientos que se llevan a cabo no se tiene este factor en cuenta a la hora de clasificar los accidentes- porque en las rutas los controles de alcoholemia a los conductores son insuficientes. Apenas unos cuatro alcoholímetros rotan por las distintas ciudades para detectar a los infractores.

En el preciso momento en que se escriben estas líneas, un grupo de familiares de víctimas de un accidente de tránsito juntaban firmas para reclamar que se declare la "emergencia vial" en las rutas provinciales ante tanta imprudencia y fatalidad.

En Roca, este año se produjeron dos de los accidentes más graves que se recuerden en el último tiempo. Uno de ellos fue en febrero, cuando Belén Mariuán caminaba con sus dos amigas sobre una vereda y fue brutalmente atropellada en pleno centro. Murió ahí mismo, al lado de sus amigas que también resultaron heridas.

El segundo hecho fue más reciente, y allí las consecuencias también fueron terribles: una familia entera -ocho personas, de las cuales la mitad eran chiquitos de pocos años- murieron en el acto al ser chocados por el conductor de una camioneta que, luego las pericias determinaron, tenía un alto contenido de alcohol en su sangre.

Son dos de los casos que resultaron más dolorosos en el último tiempo. No los únicos. Estos días de fiestas y las vacaciones de verano acrecientan los riesgos y los temores en calles y rutas.

En el país, el alcohol es protagonista en 3 de cada 10 accidentes viales; sufren lesiones graves 70 mil personas por año. Los más afectados son los varones de 15 a 34 años.

En este contexto, el drama se extiende porque estos delitos por lo general los caratulan como culposos y sus autores no terminan en la cárcel. ¿No es intencional matar con un auto si su conductor está alcoholizado o participa de picadas? En Argentina se cometen 20 homicidios culposos en accidentes de tránsito por día. (Ver recuadro Debate)

Sólo en Roca, en lo que va del año, más de 119 infracciones se hicieron durante los fines de semana en la noche a conductores ebrios.

"Es una cifra muy alta", asegura la jueza de Faltas, Soraya Assef, teniendo en cuenta que esto tal vez represente sólo una mínima porción de la realidad que detectan los controles.

"No podemos parar a todo el mundo, no podemos poner barreras, pero en general se para a todo aquel que se advierte en una situación irregular, un menor manejando, alguien que cruza el semáforo en rojo. Y hasta ahora no hemos tenido problemas porque todos se prestan, hasta el más borracho, porque está convencido de que no lo está", admite Alberto Gómez, desde Tránsito del municipio de Roca. Algunos reclaman sanciones más duras, más controles, mayor severidad. ¿Es la solución?

En Roca hasta ahora los infractores debían pagar una multa que, como mucho, llegaba a los 500 USAM (unidades de sanción equivalentes cada una a un litro de nafta común), pero desde los últimos días comenzó a regir una nueva legislación en materia de Faltas que establece sanciones mucho más duras para todos aquellos que conducen "con las facultades alteradas", entre ellos los que conducen y hayan bebido (el límite permitido es 0,50 por mil de alcohol en sangre).

Contempla multas que van desde los 1000 hasta los 8000 USAM, dependiendo si se comete la falta por primera vez o se reincide. También prevé la retención de la licencia y la inhabilitación temporaria para conducir. Una medida que cobró fuerza luego de los últimos accidentes graves, pero que en forma aislada, no parece encaminada a solucionar una problemática compleja y arraigada en la sociedad.

"Es un paso pero creo que debería ir acompañada de una política integral, que contemple la educación y tareas de toma de conciencia y prevención", dice Assef. "Es un problema cultural opina Gómez- cuando más multas se hacen es a principios de mes o cuando hay más circulación de dinero. La gente cobra y aprovecha para salir y tomar".

El "alcoholismo social" es uno de los enemigos más frecuentes a la hora de realizar una maniobra mientras se conduce. Es que el bebedor que toma la decisión de conducir se ve enfrentado a una decisión análoga con respecto a los riesgos. La evaluación subjetiva de dicho riesgo se distorsiona progresivamente por los efectos del alcohol. "¿Qué le puede pasar?", pensaron las amigos de la mujer que tras tomar dos regios chops con ellos se fue a su casa conduciendo en su auto. Le puede pasar lo que casi siempre pasa.

 

HORACIO LARA - SILVANA SALINAS

hlara@rionegro.com.ar  - slsalinas@rionegro.com.ar

 
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