"Borombombón, los sindicatos son de Perón", cantaban ayer, a la vez que lloraban, decenas de miles de activistas sindicales y obreros en el último viaje de los restos del extinto líder político Juan Perón hasta el mausoleo de San Vicente.
Escoltado por un escuadrón de unos 120 Granaderos a Caballo, el féretro partió del barrio porteño de San Telmo para ser llevado a un mausoleo en una casa de campo a 52 km al sur de Buenos Aires, en la misma cureña usada en el multitudinario funeral cívico a su muerte en ejercicio de la presidencia en 1974.
El traslado definitivo del ex presidente se realizó al conmemorarse el Día de la Lealtad, que todos los 17 de octubre recuerda la fecha fundacional del peronismo en 1945.
Envuelto en una bandera argentina, sobre la cual estaba depositada su gorra de general del Ejército, el ataúd de Perón fue despedido en la sede de la peronista Confederación General del Trabajo (CGT), con aplausos y cánticos, antes de partir hacia su última morada.
El féretro había comenzado su recorrido poco antes de las 8 cuando fue retirado de la bóveda familiar en el cementerio público de la Chacarita, donde descansó por 30 años, para llevarlo hasta la CGT en la primera parada de la procesión.
En un día soleado, un cordón humano de un kilómetro de largo acompañó desde los costados de las avenidas y calles porteñas el paso del cortejo hasta subirse a la autopista que une la Capital con la periferia sur.
Encabezaba la procesión un camión recubierto de claveles blancos en medio de los cuales flores azules dibujaban la leyenda "Perón Vive".
Cientos de carteles y banderas de sindicatos de metalúrgicos, textiles, de la construcción, Luz y Fuerza, camioneros, transportistas, y trabajadores rurales, entre los principales gremios industriales del país, ponían su sello en la colorida ceremonia.
"¿No es posible que el pueblo pueda ver a Perón? Somos el pueblo de Perón, queremos verlo", gritaba una mujer de unos 40 años con un niño en brazos, mirando hacia los balcones del edificio de la CGT. La entrada al lugar estuvo vedada al público, salvo para dirigentes y organizadores. Custodiaban las instalaciones unos 3.000 activistas de seguridad vestidos con chalecos celestes y blancos con la leyenda "62 Organizaciones", núcleo histórico del sindicalismo peronista.
"Esta es la fiesta del Peronismo. Es una despedida pero también es una fiesta", dijo Gerónimo Venegas, dirigente de esa agrupación.
En la CGT, estuvo el ex presidente Eduardo Duhalde mentor del traslado años atrás, pero enemistado con el mandatario Néstor Kirchner.
Horas más tardes, ya en San Vicente, la violencia sería la principal protagonista. (AFP)