VILLA LA ANGOSTURA (AVLA).- “Nunca pensé cual era para mí el significado real de la palabra libertad, siempre pensé como decían otros disfrutar de la puesta de sol o cosas así. Cuando llegaron las sillas anfibias nunca pensé que tendrían una incidencia en mi vida, ese martes me moje en el Nahuel gracias a esa silla, que cosa común pensaran ustedes? pero para un discapacitado no es nada común. Se dan cuenta el valor de una playa accesible? Se dan cuenta que no es solo meterse al agua?”, sostiene Ariel Hess Carvajal a través de una emotiva carta de agradecimiento a los guardavidas que forman parte del Operativo Acuático de la Municipalidad de Villa La Angostura.
Es que por primera vez en su vida Ariel pudo vivir la experiencia de flotar en el lago Nahuel Huapi. Este verano la localidad inauguró dos playas públicas accesibles, una en Bahía Brava (península de Quetrihué) y otra en Puerto Manzano.
Consisten en una pasarela de madera, área delimitada para el acceso con sillas de ruedas, una silla anfibia y los guardavidas que asisten a la persona desde el ingreso a la playa hasta la inmersión en el lago.
El proyecto nació hace cuatro años de la mano de los guardavidas Marcos Arretche, también coordinador de Protección Civil del Municipio y el Operativo Acuático, Hernán Garaballi y Facundo Olea.
Luego el área de Discapacidad del Municipio junto al Centro Educativo Terapéutico (CET) y la Escuela de los Andes dieron forma a la idea y presentaron la iniciativa en el Municipio y Parques Nacionales.
En tanto el equipo del grupo de “Mujer en Amor” gestionó y consiguió el aporte del Ministerio de Turismo de la Nación con el cual se compraron las dos sillas anfibias.
> Libertad de moverse
“Uno no se da cuenta lo que es hasta que ves esa expresión de agradecimiento que completa la satisfacción de hacer esto. Para ellos es tener la libertad de moverse, si bien necesitan algo de ayuda, hay una infraestructura especial pensada para personas con menos movilidad”, cuenta el guardavidas Hernán.
En el balneario de Puerto Manzano hay un sector especial señalizado en el estacionamiento, y una bajada hasta la pasarela de madera que desemboca en la orilla del lago.
El guardavidas lleva a la persona hasta el andarivel y allí comienza el paseo. “La gente se va muy agradecida, y a mí me hace feliz poder trabajar con ellos y hacer que se sientan uno más de la playa, que puedan bajar y disfrutar del lago”, cuenta Fernando Rossi, el guardavidas asignado especialmente para la tarea en Puerto Manzano.
Los guardavidas recibieron este año capacitación por parte del personal del CET sobre algunas maniobras, pero esperan realizar una capacitación exhaustiva en el Inadep de Mar del Plata para conocer las particularidades y cuidados específicos que requiere cada problemática física.