Discurso en Conferencia de Prensa en apoyo la Ley de Salud Mental
Desde la REDI – Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad, hemos acompañado y promovido la sanción de la ley de salud mental ya que representa un importante avance en una serie de aspectos que son fundamentales para comenzar a dialogar en un proceso de reforma legal y política imprescindible para nuestro colectivo.
La Convención prevé un cambio en la forma en la que la sociedad visualiza a nuestro colectivo, se prevé la ruptura del modelo de la lástima, de la estigmatización a través de conceptualizaciones médicas que nos colocan en el lugar de enfermos incurables, de padecientes y de objetos de explotación de la industria médica.
En su lugar la Convención promueve la reafirmación de que las personas con discapacidad somos sujetos de derechos, es decir, adultos libres de elegir sobre nuestra propia vida de acuerdo con nuestros propios deseos e intereses asumiendo nuestros propios riesgos, aún con errores y equivocaciones, pero estableciendo que son NUESTROS errores y equivocaciones y tenemos el derecho a cometerlos.
Este tratado dispone que ya no somos muertos civiles, que nadie puede disponer sobre nuestros cuerpos ni sobre nuestro estilo de vida y que toda pretendida intención de asistencia debe contener en su proceso la instancia de nuestra participación directa en la toma de decisiones y sin sustituciones por parte de terceros.
La ley de salud mental prevé esta instancia de participación directa por parte de las personas con discapacidad psicosocial que son usuarios de servicios de salud mental. Esta cuestión es prioritaria para esta parte de nuestro colectivo, puesto que la sustitución de su voluntad en los tratamientos ha llevado a prácticas aberrantes y abusos que oscilan entre torturas físicas y químicas hasta privación de libertad e institucionalización crónica.
En nuestra sociedad se ha instalado el discurso de la diversidad donde todos los habitantes vivimos en un supuesto nivel de igualdad, y aunque todos somos diferentes algunos somos socialmente considerados más diferentes que otros, y entre estos últimos las personas con discapacidad psicosocial e intelectual ni siquiera son reconocidas para alcanzar estándares mínimos para ser consideradas personas.
Desde los principios de la Convención, la ley de salud mental comienza a garantizar la autodeterminación de los miembros de un colectivo que tras cientos de años de abusos civiles hoy empiezan a levantar su voz, organizándose y aliándose con otras organizaciones del colectivo de personas con discapacidad y de los familiares y profesionales de buena fe. La ley de salud mental es un primer paso para empezar a contar con un colectivo de personas con discapacidad psicosocial fortalecido que pueda integrarse a las luchas por las reivindicaciones sociales y a la participación política.
Sin autonomía en la toma de decisiones no hay autodeterminación política posible, y sin esta las personas con discapacidad seguiremos siendo objetos de explotación al no poder ser parte de los diseños de políticas públicas que nos afectan.
Algunos de nosotros tenemos voz y podemos usar estos micrófonos, sin embargo todavía hay muchas voces silenciadas que con una sólida aplicación de la ley de salud mental podrán empezar a ser parte de un proceso que ya comenzó y que necesita del apoyo de toda la sociedad.
Thomas Nagel escribió en el año 1973 “Cuando la injusticia racial y sexual se hayan reducido, todavía nos quedará por delante la gran injusticia del inteligente y del que no lo es, que reciben compensaciones tan diferentes por esfuerzos comparables”. La ley de salud mental es un paso importante en esa tarea pendiente que nos proponía Nagel, y que hoy es ley tras la ratificación de la Convención.
Durante los debates de la Convención los miembros de ,la Red Mundial de Usuarios y Sobrevivientes de la Psiquiatría fueron actores importantes del desarrollo de los preceptos de la misma. Ellos pudieron gritar “nada sobre nosotros sin nosotros” porque fueron parte del proceso de redacción de la Convención, hoy ese “nosotros” – representate político del grupo de personas con discapacidad -, es un nosotros incompleto. Desde el movimiento de personas con discapacidad creemos que esta ley de salud mental permitirá a muchas personas con discapacidad ser parte activa de nuestro movimiento y de la vida política, contribuyendo desde su lugar a una mejor sociedad.
Franco Rotelli dijo “No sabemos lo que es la locura ni nos interesa”, esta debiera ser desde nuestra opinión, la consigna básica para el diseño de las políticas públicas en discapacidad psicosocial, no se trata de trabajar sobre el diagnóstico, sino sobre el entorno que determina el marco de una persona para que cualquier persona con cualquier diagnóstico sea parte de esa comunidad.
Por eso apoyamos esta ley, porque comienza a caminar los pasos a una visión sistémica de la discapacidad psicosocial, dando protagonismo a la persona en su autodeterminación y por eso pedimos la aprobación sin cambios ni modificaciones del senado de este proyecto de ley.
¡Nada sobre nosotros sin todos nosotros!