No es una obra para niños. Schumann cita al poeta Adelbert von Chamisso: "Sueños de los propios días que ya están lejos". Se trata, por tanto, de evocaciones de un adulto sobre su propia infancia.
Las compuso en 1838, pero no como música programática: Schumann les puso los títulos aclaratorios después de escribirlas.
Clara Schumann amaba las "Escenas infantiles" por encima de todo. En un viaje a París, le escribió en 1839, que "todo tu interior se muestra en estas escenas, tan conmovedoramente sencillas". Su preferida, sin dudas, y que siempre la tocaba al finalizar sus conciertos, era "Reverie" (ensueño).