BASE NAVAL DE GUANTÁNAMO.- La base naval de Guantánamo, su prisión y sus tribunales de excepción, vivieron ayer una jornada suspendida en el tiempo con la asunción del nuevo presidente estadounidense Barack Obama, quien prometió cerrar ese cruel capítulo de la era Bush.
"La sesión queda suspendida por las ceremonias de investidura y será reabierta mañana (por hoy) a las 09H00, a menos que recibamos otras órdenes", declaró Patrick Parish, juez militar a cargo del caso de Omar Khadr, que estaba fijado para ayer.
En la mesa de la defensa, los abogados del joven canadiense detenido en Afganistán cuando no tenía más de 15 años no pudieron dejar de sonreír.
Para los miembros de las comisiones militares, los tribunales de excepción creados en 2006 para juzgar a los detenidos en Guantánamo, la llegada al poder del nuevo presidente no es solamente un cambio de "comandante en jefe".
Obama no ha escondido en las últimas semanas, a través de sus consejeros, que el fin del "sistema Guantánamo" será una de sus primeras decisiones como presidente, si no es la primera.
Los rumores sobre el calendario se esparcían por la base, una cosa de horas para unos y de días para otros. Abogados defensores, activistas de derechos humanos y periodistas, no han dejado de acechar el primer signo de una "orden ejecutiva" que declare la muerte de Guantánamo. En el casino de militares de la base naval estadounidense, alquilada a Cuba desde inicios del siglo XX, la atmósfera era más tranquila.
Con la cabeza hundida en el plato, Jessie, de 22 años, y Matthew, de 28, apenas miraban las cuatro pantallas de televisión que transmitían el primer discurso de Obama como presidente de Estados Unidos. "Es un día importante, tenemos un nuevo presidente", susurra Matthew a la AFP. ¿Y el cierre de la prisión? "No hemos sido informados de nada", asegura Jessie sin pestañar. Para él, "el gran cambio" está representado ante todo por el color de piel del nuevo presidente.
Jovial y parlanchín, Brad, de 22 años, explica a la AFP que "no es realmente importante". "Cambiamos de jefe, pero cambiamos de jefe todo el tiempo", afirmó, convencido de que el cierre de Guantánamo "tomará mucho tiempo". "Van a trasladar a los prisioneros y cerrar la base. Es una buena cosa para nosotros porque acá nos aburrimos", afirmó irónico.
Mientras, los militares en uniforme de camuflaje, guardias de la prisión mezclados con los soldados destinados a la base naval, entraban y salían con las bandejas de comida, y con gestos de preocupación.