Todo indicaba que era un tema cerrado. Pero en un corto plazo Alcalis de la Patagonia volverá a poner sobre la mesa en despachos oficiales las intenciones de volcar los efluentes de su planta al golfo San Matías.
Fundamentará su pedido en las experiencias recogidas en distintos países en los que funcionan fábricas de carbonato de sodio, las cuales disponen su material de desecho, compuesto fundamentalmente por agua altamente cargada de sodio, cloro y calcio, en cursos de agua tanto marítimos como fluviales. Y además, planteará como un riesgo la alta concentración salina que se producirá en el ambiente que rodea a la ciudad en un plazo no muy lejano, una vez que -transcurridos algunos lustros- se forme la laguna de residuos en el bajo El Riñón.
"Río Negro" visitó la planta ubicada en Punta Delgado, a seis kilómetros de San Antonio Oeste. Rápidamente pudo percibirse la insistencia de las autoridades técnicas acerca de ese controversial aspecto de su funcionamiento.
Boleslaw Miakota, es gerente Operativo de la firma. Polaco de nacimiento, recorrió el mundo siempre en contacto con empresas elaboradoras de carbonato de sodio -soda- mediante el método solvay. "Solamente acá no se ha dado permiso de arrojar los efluentes al mar. Desde la puesta en marcha, hace tres años, se descarga en El Riñón, pero se llenará y para el futuro creo que tendremos algo malo", presagia con convicción, en un castellano limitado, pero claramente entendible.
"Se necesita lo más rápido posible trabajar con las autoridades, para volver a coordinar y permitir descargar al mar, porque la composición química de nuestro efluente es sal y cloruro de calcio, igual que en el mar", afirmó el ingeniero especialista en el manejo de estas fábricas.
La cuestión de los efluentes fue clave en el desarrollo de la planta. Cuando se empezó a delinear el proyecto y se pensó posible la instalación en San Antonio, se consideró esencial la existencia en los alrededores de la materia prima básica de la industria, como son la sal del Gualicho y la caliza de Aguada Cecilio. Pero otro de los fundamentos básicos fue la cercanía con el mar, por un lado para utilizar el agua marina como refrigerante en los procesos y, por otro, para proceder al vertido de los efluentes de manera directa.
La demora de varias décadas en su ejecución, la decepción de los habitantes ante postergaciones y desplantes de los antiguos dueños de la firma, el desarrollo de otras actividades como el turismo y la pesca y la mayor concientización acerca de la preservación del medio ambiente a nivel mundial provocó que Alpat tuviera que modificar su proyecto y prescindir del uso del mar, tanto para la extracción del agua como para el vertido de sus efluentes.
"Durante tantos años se crearon mitos sobre que las mujeres no iban a poder tener hijos, que se caía el pelo. Pero en tres años nada de eso ha pasado. La decisión fue por una cuestión política de ese momento", dijo Miakota.
"Comprendemos que antes de la puesta en marcha, cuando fue la audiencia pública la gente no conocía y tenía dudas. Pero tenemos tres años, San Antonio crece, en Las Grutas la cantidad de visitantes no bajó, al menos no por Alpat. Hace años la firma presentó un estudio de impacto sobre cómo se diluye este líquido en el mar, pero sin estar en marcha se tomó la decisión y ese estudio no fue analizado", afirmó.
La propuesta actual es empezar a plantear nuevamente el debate. Todavía no ha sido presentado oficialmente ante las autoridades. "Con el Codema no hemos charlado a fondo este tema, pero como estamos trabajando en una relación muy estrecha ya de alguna manera saben nuestra posición sobre este tema", agregó el ingeniero polaco.
No se descarta que, en los próximos días, la propuesta formal de analizar la posibilidad de verter los desechos industriales de Alcalis de la Patagonia directamente al golfo San Matías llegue a manos de los funcionarios, lo que disparará con seguridad nuevamente un profundo debate sobre la compleja cuestión.
PEDRO CARAM
pcaram@rionegro.com.ar
ADRIÁN PECOLLO
apecollo@rionegro.com.ar