Tras el audaz operativo de rescate de rehenes esta semana quedaron vencedores y vencidos dentro y fuera del país. En un balance general, los victoriosos fueron los secuestrados quienes obtuvieron su libertad, así como Uribe y los militares, por la audacia de la exitosa operación. Entre los vencidos estarían el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y su colega de Ecuador, Rafael Correa, así como políticos colombianos que mantuvieron una postura ambivalente hacia las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Pero quizá las mayores vencidos fueron las FARC, que por años demandaron al gobierno el retiro de la fuerza pública de una zona del sureste del país, una condición de seguridad para negociar un acuerdo humanitario o un canje de secuestrados por guerrilleros en prisión. Uribe siempre se negó a ese retiro.
La operación de rescate, además, dejó al descubierto las vulnerabilidades que enfrenta las FARC, que ya no sólo se limitan a las muertes de algunos de sus jefes -uno en un bombardeo militar, otro asesinado en manos de uno de sus escoltas y el máximo jefe Manuel Marulanda de un infarto, a los 78 años- sino que tienen problemas en comunicaciones internas, interceptadas por las autoridades y deserciones.
Los escenarios para los rebeldes podrían ser dos: que acaben como Sendero Luminoso, en Perú, o que se abran a una negociación política, dijo el ex guerrillero León Valencia, analista político de la ong Fundación Arcoiris. La guerrilla maoísta Sendero Luminoso quedó prácticamente destruida hacia 1999, cuando una ofensiva del gobierno de Alberto Fujimori encarceló o mató a sus jefes principales y a cientos de militantes. Hoy sobrevive en lugares recónditos gracias a los ingresos del narcotráfico. El rescate reveló la "poca eficacia ahora bajo su nuevo liderazgo" del nuevo jefe Alfonso Cano, y por otro lado "pone en la mente del público el tipo de trato que una organización que se dice liberadora... le da a sus rehenes", dijo el analista mexicano Gabriel Guerra Castellanos. (AP)