PARÍS.- Su sonrisa, su energía, su carisma sorprendieron a todos. Después de seis años y cinco meses en la selva colombiana, Ingrid Betancourt apareció como si apenas hubiera interrumpido su campaña presidencial por poco tiempo.
Fue claramente una política cuando le pidió al presidente francés, Nicolas Sarkozy, seguir luchando por los rehenes de las FARC. También fue política cuando le pidió a los rebeldes que pongan fin a una lucha sin sentido. Sin embargo, de tanto en tanto, afloraban las emociones. "Quisiera abrazar a cada uno de ustedes", dijo en el Palacio del Elíseo, ante una nutrida concurrencia, y luego perdió la voz por un momento.
El futuro de la ex rehén de las FARC -considerada en su momento la "niña terrible" de la política colombiana- depende de la decisión que tome con su familia, pero analistas creen que su mejor opción es convertirse en canciller de Álvaro Uribe.
"Yo acabo de salir de la selva. Tenía al frente mío una opción de cuatro años más de secuestro y de pronto me cae la libertad encima. No he tenido tiempo de reflexionar en esos temas", aseguró Betancourt en Bogotá, antes de salir hacia París . "A mi familia les impuse decisiones que las hizo sufrir mucho. Ahora, quisiera que mi futuro fuera pactado con ello", añadió. Pero en ningún caso descartó retomar la carrera política.
"Tengo proyectos ambiciosos para mi país", dijo. "Tengo la voluntad de servir a mi país. De qué forma, se verá", agregó ayer. (DPA/AFP)