SAN PETERSBURGO, Rusia - La comunidad internacional propone enviar una fuerza de estabilización al sur de Líbano para ayudar a poner fin a las hostilidades, pero sigue dividida con respecto al fondo del conflicto.
Las Naciones Unidas y el Reino Unido solicitaron el despligue de fuerzas de paz en Líbano, en tanto Rusia ofreció contribuir con esa misión y la ONU envió un representante a Israel, la primera gran movida diplomática para contener la violencia en el Medio Oriente.
Las acciones diplomáticas constituyeron el primer movimiento diplomático real para terminar el conflicto entre Israel y la milicia islámica.
El secretario general de la ONU Kofi Annan habló de una "fuerza de estabilización". Luego agregó que necesitaría algo de tiempo para garantizar que haya "soldados bien entrenados, bien equipados, para avanzar rápidamente". "La única manera de ver el fin de la violencia es tener una fuerza internacional desplegada en la zona", insistió el primer ministro británico Tony Blair.
Todos reconocen limitaciones. "Nosotros no podemos hacer nada en el lugar de los que viven en la región", reconoció el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso . "¿Qué tipo de acción podríamos llevar a cabo?", se preguntó.
Los asistentes a la cumbre del G8, presionados para que reaccionaran ante la escalada de los enfrentamientos, que ya costaron la vida a decenas de personas, finalmente se pusieron de acuerdo, luego de difíciles negociaciones, para difundir una declaración común extremadamente vaga. Dicho texto pide el cese de la ofensiva militar israelí, así como el fin de los bombardeos del Hizbollah contra Israel. El único elemento concreto es que el G8 sugiere que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas envíe a la frontera entre Líbano e Israel una fuerza internacional de seguridad y de observación, un proyecto todavía impreciso y recibido fríamente en el Estado hebreo.
El hecho de que el G8 cuente con cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña y Francia) podría ayudar a concretar esta propuesta. Annan los invitó a trabajar con las Naciones Unidas con miras a "un resultado enfocado hacia acciones, no hacia exhortaciones".
Más allá de ese proyecto de fuerza internacional, condicionado a un cese de los bombardeos en la región, la capacidad de acción de las grandes potencias parece muy limitada debido a sus divergencias. El comunicado del G8 es el reflejo de las tensiones en el foro entre países como Estados Unidos y Canadá, firmemente alineados con Israel, y otros más críticos como Rusia y Francia, que están preocupados por la suerte de Líbano bajo las bombas.
Los Ocho, prisioneros de sus divergencias, no llamaron directamente a un cese del fuego, sino a crear las condiciones para el mismo. De esa forma evitaron señalar explícitamente a Siria e Irán, que Estados Unidos acusa de apoyar a la milicia libanesa del Hizbollah, pero que Rusia quiere proteger. (AFP/DPA)