El acoso es un problema que afecta a casi todos los estudiantes de algún modo, pero para los niños con alguna discapacidad es un problema que parece durar todos los años que están en la escuela.
Los niños con discapacidades, incluyendo las del aprendizaje, tenían aproximadamente un 20 por ciento más de probabilidades de reportar que sufrían de acoso que los demás estudiantes en las encuestas realizadas en un distrito escolar de Nueva Inglaterra. Y la diferencia se mantuvo estable desde el tercer curso hasta el duodécimo, encontraron los investigadores.
“Se debe enseñar a los estudiantes con discapacidades las habilidades para responder de forma adecuada al acoso. Necesitan saber qué hacer, cómo reaccionar y a quién decírselo”, dijo el coautor del estudio, Chad Rose, profesor asistente de educación especial en la Facultad de Educación de la Universidad de Missouri.
“Pero no tienen esa capacidad de reacción, y eso perpetúa esta diferencia con respecto a los demás”, dijo Rose.
Para realizar el nuevo estudio, Rose y el coautor, Nicholas Gage, de la Universidad de Florida, analizaron los resultados de las encuestas de más de 6,500 estudiantes desde primaria hasta secundaria durante los años 2011-2013.
Aproximadamente dos terceras partes de esos niños encuestados recibían almuerzos gratis o a bajo precio; el 43 por ciento eran latinos, el 36 por ciento eran blancos y el 14 por ciento eran negros. Se identificó que un 16 por ciento tenían una discapacidad.
Las encuestas preguntaron a los estudiantes sobre el acoso, que Rose definió como “agresión generalizada”. Los estudiantes respondieron a preguntas sobre si les habían golpeado o amenazado, si habían herido sus sentimientos o si se habían propagado mentiras o rumores malintencionados sobre ellos. El acoso en línea no se incluyó en las encuestas.
También se preguntó a los estudiantes sobre si habían acosado a otros.
Los investigadores encontraron que los niños con alguna discapacidad reportaron haber sufrido acoso más que los otros niños. Y esta diferencia no cambió con el paso del tiempo.
“El 66 por ciento de los estudiantes con discapacidad que estaban en el tercer curso reportaron haber sufrido algo de acoso, frente al 42 por ciento de los otros estudiantes, y cuando los estudiantes llegaron a quinto, la diferencia seguía siendo parecida, un 61 por ciento frente a un 41 por ciento”, dijo Gage, profesor asistente en la Facultad de Educación de la Universidad de Florida. “Esta diferencia del 20 por ciento fue constante en todos los niveles educativos”.
Rose indicó que muchos de los niños discapacitados no tenían discapacidades obvias. “No nos centramos principalmente en los que tenían discapacidades visuales, auditivas u ortopédicas”, dijo. “La mayoría de los estudiantes tenían discapacidades del aprendizaje y emocionales, como el TDAH y el autismo”.
Entonces, ¿por qué son vulnerables al acoso los niños discapacitados? Quizá “porque son percibidos como que tienen una apariencia o actúan de forma distinta a la de los demás compañeros”, dijo Jennifer Greif Green, profesora asociada en la Facultad de Educación de la Universidad de Boston.
“Algunos investigadores han especulado que los estudiantes con discapacidades tienen más problemas que sus iguales para comprender la comunicación compleja, como el sarcasmo o las pistas no verbales, y eso les hace más propensos a sufrir acoso”, dijo.
Green dijo que el estudio es valioso porque es uno de los primeros en observar a los niños con discapacidades como víctimas del acoso. Y señaló que esto muestra que los niños con discapacidades pueden seguir siendo víctimas del acoso y siendo ellos mismos acosadores durante todo el periodo escolar.
¿Qué debe hacerse? Rose insiste en la importancia del entrenamiento de los niños discapacitados con respecto a cómo enfrentarse al acoso.
Rose dijo que en todas las escuelas se deberían enseñar habilidades “como el trabajo con otros, saber cómo reaccionar ante la aversión, mantener la calma, asegurarse de que uno sabe cómo comunicarse con los demás compañeros”.
Otras habilidades, añadió, incluyen “entablar una conversación, trabajar con los demás en grupo, participar, saber cómo reaccionar si no se gana en un juego. Las habilidades básicas que tenemos la mayoría de nosotros, aunque no sepamos cómo las aprendimos”.
¿Qué pueden hacer los padres? “Les animo a que hablen con sus hijos más de allá de: ‘¿Qué tal ha ido en la escuela?’. Use preguntas más directas para establecer líneas más abiertas de comunicación”, recomendó Rose.
El estudio aparece en una edición en línea reciente de la revista Exceptional Children.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Chad Rose, Ph.D., assistant professor, special education, University of Missouri College of Education, Columbia; Nicholas Gage, Ph.D., assistant professor, College of Education, University of Florida, Gainesville; Jennifer Greif Green, Ph.D., associate professor, School of Education, Boston University; Nov. 4, 2016, Exceptional Children, online