Las múltiples barreras arquitectónicas en las veredas del centro de la ciudad fueron motivo de numerosas promesas de campaña y anuncios de obras que nunca se concretaron. Incluso, en julio de 2005, el Concejo Deliberante aprobó -mediante la ordenanza 10.301- un ambicioso plan de readecuación de las aceras que declaraba de utilidad pública a estos espacios públicos. La norma sirvió de fundamento para anuncios oficiales, estudios técnicos y convenios pero, al día de hoy, sigue siendo una idea que no sale del papel.
Los obstáculos al tránsito en las veredas son un problema para gran parte de la población, dado que no sólo afectan a las personas con discapacidad motora sino también a adultos mayores, embarazadas, niños de corta edad y personas con otro tipo de enfermedades.
Según el plan de accesibilidad que elaboró la Comisión Nacional para la Integración de las Personas con Discapacidad, cuatro de cada diez personas poseen algún impedimento físico para trasladarse.
Andrés Rabassa, arquitecto especializado en infraestructura urbana y asesor de la Defensoría del Pueblo, señaló que “desde siempre se ha trabajado este tema, siempre ha aparecido y por eso, en 2007, se decidió hacer el estudio con el Colegio de Arquitectos”.
Recordó que el informe tuvo gran difusión a nivel local al punto que, a mediados de 2008, tanto el gobierno provincial como la comuna adhirieron al Plan Nacional de Accesibilidad Urbana de Conadis, que prevé la construcción de corredores sin obstáculos en la parte externa de las veredas. Además, para fines de ese año, el Ejecutivo municipal anunció la puesta en marcha del programa de remodelación previsto en la Ordenanza Nº 10.301. Sin embargo, aclaró, “no ha habido cambios, eso es seguro”.
Fuente: www.lmneuquen.com.ar