Es una excelente noticia que en Bariloche exista una Casa Refugio para mujeres víctimas de violencia. Lo que no puede creerse es que en el proyecto se exprese que no serán admitidas las mujeres con discapacidades mentales y/o adictas “que puedan alterar la convivencia y los objetivos del centro”. Tampoco aquellas con discapacidades físicas “que no sean autoválidas, ya que no se cuenta con estructura ni personal especializado” ni las extranjeras indocumentadas “que no puedan regularizar su situación”.
Increíble que desde quienes tienen la responsabilidad de generar políticas públicas que garanticen los derechos de las mujeres, tan claramente dejen fuera a las mujeres con discapacidad.
Será que no requieren ayuda psicológica, social y jurídica, a través de recursos municipales y de otras instituciones colaboradoras, ni contención emocional ni resguardo físico?
Será que estos elementos enunciados en el proyecto no están presentes en las mujeres con discapacidad o no serán dignas de ello: autonomía personal facilitando herramientas que permitan el reconocimiento de las capacidades propias, y participación activa como sujetos de derechos.
Será que no cabe la posibilidad de pensar que puedan estar en grave peligro, por su condición de mujeres o esto es lo que está puesto en duda.