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Bush autoriza derribar aviones en minutos

Lanzó un plan para reforzar la seguridad aérea en todo el país.

Washington (EFE).- En cuestión de minutos, la Fuerza Aérea estadounidense tendrá la posibilidad de derribar aviones de pasajeros secuestrados, una competencia que, en último término, puede acabar recayendo en dos generales de medio rango.
El presidente de EE. UU., el jefe del Pentágono, los comandantes de los altos mandos militares y dos generales de mediano rango podrán dar esa orden, tras la nueva situación creada por los atentados cometidos con aviones de pasajeros secuestrados por terroristas, que han causado casi 7.000 muertos.
Bush anunció ayer medidas más estrictas para la seguridad aérea y un plan de modernización de aviones por monto de 500 millones de dólares. Entre las medidas figura el refuerzo de las puertas de las cabinas de mando de los aviones, la modificación de los sistemas de vuelo y la presencia de agentes federales armados a bordo de los vuelos nacionales.
La Fuerza Aérea ha modificado sus reglas de combate para permitir una situación hasta ahora nunca analizada y adaptarse a que, desde los atentados del 11 de septiembre, EEUU es consciente de que las amenazas a su seguridad provienen más de dentro del país que del exterior.
Dos generales de medio rango han sido autorizados por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para dar la orden de abatir aviones con pasajeros que amenacen a las ciudades norteamericanas "Esas acciones llegarían sólo como el ultimísimo recurso.Se han aplicado muchas salvaguardas", aseguró Scott McClellan, portavoz de la Casa Blanca.
Los poderes especiales han sido otorgados a un general de dos estrellas de la base aérea de Tyndall, en Florida, Larry Arnold, quien tendría competencias en 48 estados, y a otro general de tres estrellas de la base Elmendorf, en Alaska, Norton Schwartz.
El gobierno federal tendrá desde ahora un papel decisivo en la protección de los aeropuertos y aviones comerciales . El gobierno, cuyo papel era hasta ahora limitado, será el que garantice la seguridad de instalaciones y aparatos, a través de agentes embarcados en los aviones y en los controles de seguridad en los aeropuertos, la financiación de nuevas medidas de alta tecnología, e incluso el despliegue de la Guardia Nacional.
El sector aéreo ha sido el principal afectado por los atentados, con cerca de 100.000 despidos directos, y el presidente se esforzó en pedir a los ciudadanos que no tengan miedo a volar. "Suban a una avión", dijo Bush para animar a los estadounidenses .
Las medidas concretas presentadas por Bush son:
* El Gobierno federal se hará cargo de los controles de seguridad sobre pasajeros y equipajes, con estándares "más duros", dijo el presidente.
* Aumento "drástico" de la presencia de policías federales en los aviones, armados y vestidos de civil para evitar su detección por posibles terroristas.
* Mientras, se pondrá a disposición de cada estado a unidades militares de la Guardia Nacional para patrullar los aeropuertos donde la seguridad sea menos estricta.
* El Gobierno aportará 500 millones de dólares para estas medidas de mejora de la seguridad en los aviones:
- Restringir la apertura de la puerta de la cabina de pilotaje durante los vuelos y reforzar las puertas.
- Instalar cámaras que permitan a los pilotos estar al tanto de lo que ocurre en la cabina de pasajeros.
- Garantizar que el transpondedor del avión -el dispositivo que comunica con el control de tierra- no puede ser desconectado en caso de una emergencia.
Al contrario de lo que ocurre en otros países, donde estas tareas recaen en los gobiernos y la policía, en EEUU buena parte de las medidas de seguridad en los aeropuertos recaían en empresas subcontratadas por aeropuertos y compañías aéreas, con resultados bastante deficientes.

Por ahora, la prioridad es capturar a Ben Laden y no un ataque masivo

WASHINGTON (ANSA) - El Pentágono envió una señal clara y fuerte: el ataque militar en la "nueva guerra" contra el terrorismo internacional no es inminente.
Así se desprende de la afirmación del subsecretario de Defensa estadounidense, Paul Wolfowitz, quién expresó que el gobierno de su país prioriza la captura de Osama ben Laden y los acólitos de la red Al-Qaeda antes de lanzar acciones militares de gran escala.Wolfowitz, fue claro en una reunión de la OTAN en Bruselas: no hay que esperar un ataque contundente a corto plazo.
Si la Casa Blanca tiene otras prioridades, el Pentágono admite que no está listo, pues no cuenta con las informaciones para descubrir enemigos sin nombres ni rostros y espera datos de la inteligencia de los aliados. Está cada vez más claro que la "guerra prometida" del presidente George W. Bush será esencialmente, o al menos inicialmente, una guerra de espías, tal vez electrónica.
No es casual que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, haga una teoría sobre una invasión "del cyberespacio del enemigo".
El jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas norteamericanas, el general Hugh Shelton, que ayer abandonó el cargo, dijo a los periodistas que la respuesta militar será "medida". "El espionaje es la clave", afirmó Shelton."Estamos en un conflicto multidimensional. Para ser realmente efectivos tenemos que usar muchas herramientas", agregó.
En tanto, la movilización continúa como si Estados Unidos debiera librar una guerra tradicional y "no distinta a todas las otras", donde "también el vocabulario es distinto", escribió Rumsfeld
El número de los reservistas convocados supera los 15 mil (sobre 35 mil previstos) y las fuerzas dispuestas sobre el tablero de ajedrez entre el Golfo Pérsico y Asia Central son imponentes.
Los ciudadanos y los periódicos se preguntan ¿cuál es el objetivo de esa operación?. "El problema ahora es: ¿Estados Unidos tiene un plan?", interrogó sin términos medios el New York Times.
El artículo de Rusmfeld en el New York Times sembró más dudas que certezas. La guerra será "un compromiso duradero" que no tiene plazo, pero resta "establecer criterios para determinar si la fuerza militar es el mejor instrumento para centrar" los objetivos, explicó en la nota.

El invierno afgano es una pesadilla, aseguran

Moscú (dpa).- En poco tiempo soplará el invierno entre las montañas afganas. El veterano ruso Boris Meshcheryakov recuerda su experiencia bélica, que podría ser la misma de los soldados estadounidenses en caso de incursionar en territorio talibán: "Luchábamos durante meses sin ningún contacto con el mundo externo. Nuestros helicópteros sólo podían lanzar conservas de alimento y municiones durante el verano."
El ex paracaidista del Ejército Rojo caracteriza la invasión soviética a Afganistán de hace dos décadas como una "pesadilla logística", con pasos de montaña cerrados por la nieve y temperaturas de 40 grados bajo cero. "Los camaradas morían ante nuestros ojos sin que pudiésemos hacer nada", dice.
El invierno afgano comienza en octubre y se extiende hasta abril. "Era una catástrofe, de noche caían hasta 30 centímetros de nieve. Pero de día ardía el sol de tal modo en las montañas, que secaba la tierra para el mediodía", rememora el ex radiooperador.
Los atentados terroristas en Nueva York y Washington abrieron la posibilidad de acciones bélicas estadounidenses en Afganistán. En algún refugio de las montañas de ese país se encontraría el principal sospechoso de los ataques , Osama ben Laden
Según la revista británica "Jane"s", especializada en temas militares, los estadounidenses sólo tendrían, junto a su armamento moderno, un recurso en Afganistán: realizar una operación rápida, sin ocupar el país en forma duradera. Intentar lo contrario le costó al Ejército Rojo 10.000 muertos.

Foto: El presidente de EE. UU. presentó ayer las nuevas medidas de seguridad que implementará su país para protegerse del terrorismo.