Martes 27 de marzo de 2001

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Los negocios de Massaccesi siguen dando dividendos

Las casas del IPPV, entre las más caras

Mocciola: "Sí, le planté la chacra al gobernador"

Verani: "Eso va a quedar para mis hijos"

Una firma fuerte

Investigación: Adrián Pecollo, Javier Lojo e Italo Pisani

 

La constructora y el gobernador, una relación privilegiada

 

El Estado rionegrino y Roque Mocciola S.A., una de las empresas de la región más sólidas en el sector de la construcción, establecieron una relación excepcional. La constructora de Roca realiza una de cada tres viviendas del IPPV y desde la gestión de Pablo Verani ha experimentado un salto significativo en sus utilidades. Pero no hay licitaciones en la adjudicación de las obras, sólo contratación directa. "Río Negro" toma el caso de esta empresa como un ejemplo paradigmático de un sistema poco transparente para contratar obra pública, que se basa en un oscuro convenio de la gestión Massaccesi que intentaba privilegiar a una empresa sospechada de pertenecer al ex gobernador. Sobre este sistema hoy nadie protesta, porque también otras constructoras tuvieron asegurada una porción en el reparto por contratación directa. Entonces, se elude el requisito natural de un llamado abierto precisamente en obras públicas que involucran una necesidad: casas para gente humilde que, por otra parte, terminan siendo pagadas más caras de lo que valen. En el caso Mocciola surgen otras evidencias del trato preferencial: a la firma se le permitió saldar una deuda bancaria de 1.560.000 pesos con obras que costaron 560.000. Y algo más: la relación Mocciola-Estado encierra en definitiva el particular vínculo Mocciola-Verani: el empresario le planta al gobernador su chacra particular en Allen con demandadas variedades frutícolas, sin un beneficio económico aparente a cambio.

  Los carteles con el logo azul de Constructora Roque Mocciola S.A. se reproducen sin rubor en obras del gobierno rionegrino.
La tradicional constructora de Roca edificará este año en Río Negro una de cada tres viviendas populares del IPPV. Son ocho millones de pesos en juego. Casi la mitad de la facturación anual de la firma, sólo en su relación con ese organismo, que pegó un salto significativo en la gestión Verani.
Los lazos entre esta importante empresa y el Estado durante esta administración se fueron tornando consanguíneos. En el inicio eran más discretos. Hoy, desembozados, al punto de que se advierten favores mutuos y hasta ardides para engrosar el volumen de superficie construida.
Lo más inquietante es el hecho de que la elección de Mocciola como contratista no surge de llamados a licitación, un instrumento que debería ser la condición fundamental en el Estado para garantizar transparencia, permitiendo que todas las empresas puedan presentarse en igualdad de condiciones y que gane la que ofrezca mejor calidad, precio y ejecutividad.
Como si el escenario hubiese sido planificado al detalle, el gobierno cuenta con un marco legal para definir la asignación de la obra pública. La legislación escrita en julio de 1999 habilita al Ejecutivo, a través del IPPV, a contratar en forma directa los planes de vivienda y un decreto de febrero del año pasado afina los requisitos y los modela a la medida de la constructora de Roca.
Así, Mocciola ha encontrado en el Estado una utilidad que le escatima la iniciativa privada agobiada por la crisis.
El mismo empresario lo admite: "Años atrás, tuvimos una participación en obras del 90% en lo privado y 10% en lo público. Hoy la relación se ha invertido: 70% público y 30% privado".
El recurso nada despreciable son las ansiadas casas de plan por las que una familia sin recursos llega a pagar sumas fuera de la lógica del mercado.
Los contratos con los adjudicatarios revelan que, si bien se han reducido en los últimos años los sobreprecios, los valores por construcción que terminan pagándose significan en algunos casos un 30% más de lo que determina el costo promedio del metro cuadrado construido.
Si se considera la cantidad de años que el usuario vive pagando cuotas, y las mejoras adicionales a las que puede optar, se advierte que termina desembolsando el equivalente a una edificación de mucha mayor calidad y mejor ubicada, de acuerdo con los valores que actualmente maneja el mercado inmobiliario.
Mocciola también hizo buen pie en Neuquén con una importante lista de contratos que incluyen viviendas y otros edificios de envergadura, como gimnasios y hospitales. Aquí también la incidencia de la obra pública para la empresa es determinante en sus cuentas.
Y no se detiene: en los últimos meses mantuvo intensas reuniones con el municipio neuquino para garantizarse una buena porción de las licitaciones del millonario plan de infraestructura nacional que comprende en su primera etapa la construcción de redes de agua y cloaca en la capital. Participó del reciente viaje a Canadá que realizó el gobernador Sobisch junto al intendente Quiroga. Precisamente esto le permitió tener un acercamiento más fluido con el jefe de la comuna neuquina.
No obstante, se advierte que la empresa no sólo hace una apuesta fuerte en Neuquén en el rubro de la construcción. La firma tiene intenciones de plantar cerca de 200 hectáreas con frutales en la región de San Patricio del Chañar, zona de gran proyección comercial para la provincia.
Ya en Río Negro, Mocciola dio sus primeros pasos en fruticultura hace tan sólo un par de años atrás, con más de 250 hectáreas plantadas en la región de los valles Alto y Medio.
La estrategia empresarial parece apuntar a una mayor concentración de los negocios en la provincia gobernada por Sobisch.
Pero en Río Negro, entre Mocciola y Verani, hay una moneda de cambio muy particular.

Favores

La preferencia de Mocciola por sobre cualquier otra empresa constructora tiene contraprestaciones que no benefician al Estado precisamente, sino a su responsable, el gobernador Verani.
Mocciola plantó variedades frutícolas "top" en la chacra que el mandatario tiene en Contraalmirante Guerrico, cerca de Allen. El negocio con inversiones superiores a los 500.000 pesos representan, al decir del empresario, una incursión comercial alternativa a su tradicional rubro. Hizo un contrato de arrendamiento por el cual le puso la parcela en excelentes condiciones y, a cambio, se queda con la producción durante 10 años. Luego se la devuelve. "¿Qué hay de malo? Todo lo hago por mis hijos", replica Verani a este diario cuando le pregunta si no considera antiética una relación semejante.
Pero, ¿cuál es el beneficio que Mocciola puede obtener haciéndose cargo de una chacra que genera gastos y no reporta recursos por unos años? No entra en el sentido común un desprendimiento semejante salvo que haya otras razones que hoy se desconocen.
Por lo pronto, frente a los esfuerzos puestos por un contratista del Estado en el emprendimiento frutícola de Verani, resulta inevitable recordar las compensaciones o canonjías recibidas por el ex presidente Menem, como la pista que le construyeron en Anillaco o la Ferrari que le regalaron dos empresarios italianos a cambio de privilegiadas posiciones en pingües negocios.

Una deuda licuada

No es todo. Mocciola se ha beneficiado también de prerrogativas para solucionar una deuda bancaria que mantenía la constructora con el ex Banco Provincia de Río Negro. Este privilegio se dio en 1997, cuando el gobierno asignó a Mocciola ocho obras complementarias por más de seis millones de pesos y, de esa forma, le canceló deudas que la constructora tenía con la provincia en el orden de 1.560.000 pesos. Pero las canceló con apenas el equivalente al 35 por ciento del pasivo.
En definitiva, hizo obras que con emprendimientos por 560.000 pesos dejó a cero una cuenta de 1.500.000.

El reparto

Mocciola tiene actualmente asignadas 316 unidades de un total de 1.100 casas. La mayoría corresponde al primer año del "Plan 2000", que contempla un financiamiento combinado entre los privados y el Estado.
Para este primer año, el programa habitacional incluye 928 unidades y Mocciola tiene exactamente el 30 por ciento, con 277 viviendas. Sus conjuntos habitacionales están en Luis Beltrán (30), Chimpay (30), Catriel (dos barrios de 20 cada uno), Roca (93) y Cipolletti (84).
Por otra parte, la constructora de Roca concluye 36 unidades correspondientes al Plan Plurianual, que totaliza 4.046 viviendas. Este programa -en su segunda parte- fue el gran lanzamiento para Mocciola en relación con las casas populares y coincidió con la llegada de Pablo Verani a la gobernación.
En los inicios de los "90, la empresa roquense había conseguido una participación del 10 al 12 por ciento en el plan de las 2.000 viviendas de la CGT.
Pero en 1995, la constructora no tenía asignado cupos en el plan de 4.046 viviendas, cuestión que Verani remedió, asignándole un buen porcentaje de las unidades aún pendientes de construcción.
Lo cierto es que a Mocciola se le encomendaron 845 casas sobre 2.500 que no tenían constructoras asignadas cuando asumió Verani. Ese oportuno padrinazgo le permitió al empresario roquense erigirse en el mayor constructor del plan de 4.046 Viviendas. Las otras 14 empresas que participan del programa son: ECA S.A. con 636 unidades, Oriente con 593, Srur-Srur con 457, Zigma SA con 414, Baszkir con 251, Sylpa con 151, Gancedo con 115, Martín López con 112 y Alusa con 106 viviendas. Las últimas cinco empresas -Construcción Viedma, Geominera, Ales, Urben y Lantschner- no llegan a tener a su cargo la construcción de 100 cada una.

Artilugios

En menos de un año, según documentación de noviembre de 1996, los contratos de Mocciola con el IPPV ascendieron a 28.200.000 pesos sobre un total de 133.551.539 pesos del programa Plurianual total. El monto representaba algo más del 21 por ciento porque una buena parte de las viviendas adjudicadas tenía un precio especial: correspondían a unidades construidas en zonas frías.
Una posterior resolución del IPPV determinó que los planes adjudicados a Mocciola para Bariloche se construyan en Roca y Cipolletti sin variar el valor de la unidad que hubiera correspondido a la zona fría (más alto, naturalmente). El artilugio fue la ampliación de los metros cubiertos.
La resolución 178/95 estableció que el valor en zona templada era de 33.715 pesos por unidad mientras en zona fría era de 38.372 pesos. El mantenimiento del precio representó a la postre un pago adicional del 13,8 por ciento, considerando que se trataban de 285 viviendas de Bariloche. El monto adicional entonces habría sido de 1.327.245 pesos, según calcularon fuentes del IPPV.
Concretamente, el 3 de marzo de 1998, el instituto relocalizó 285 viviendas de Bariloche -adjudicadas a Mocciola S.R.L.- en Cipolletti y Roca, distribuyendo 52 unidades en la primera y 233 casas en la segunda.
La resolución 147/98 justifica la relocalización en el hecho de haberse "observado una gran demanda habitacional". Añade que "la empresa contratista ha prestado su conformidad. Este cambio no altera las bases económicas, legales, técnicas y administrativas". Por eso, se modificaron "los prototipos de viviendas de zonas templadas" para esta ocasión. "Esa adecuación -dicen los fundamentos- debe tener como objetivo principal otorgar mayor confort, comodidad, funcionalidad, para lo cual se adicionará al prototipo de zonas templadas 10 metros cuadrados.
La diferencia de unidad es de 4.657 pesos mayor en la zona fría pero la resolución de la relocalización mantuvo el valor. Así favoreció a Mocciola con más de 1.300.000 pesos por las 285 casas transferidas desde Bariloche al Alto Valle.

El despegue

Concluido el Plurianual, el gobierno y las constructoras gestaron el plan 2.000 Viviendas, cuya adjudicación depende del poder de financiamiento de la empresa.
Mocciola fue adjudicado con el 30% del cupo total y se garantizó su buena participación en la obra pública provincial. La misma que le permitió su gran despegue entre las constructoras. Esa inserción de Mocciola originó que la facturación de la empresa pasara de 18 millones en 1996 a 31,9 millones en 1998, es decir, un crecimiento de casi el 77%.
Y las utilidades pegaron un respingo mucho mayor: casi el 180 por ciento en el transcurso de esos dos años. Según los balances de la empresa, la ganancia de 1996 fue de 1.600.000 contra los 4.450.000 del ejercicio que concluyó en junio de 1998. Este último registro expresa un nivel del 29,6 por ciento de rentabilidad, comparando la ganancia con el patrimonio neto (15 millones), contra el 16 por ciento del ejercicio de 1996 (10 millones de patrimonio). De esta manera, Mocciola se ubicó entre las cinco constructoras más rentables del país en 1998. Incluso, en proporción, superó a Techint que registró un índice del 25,9 por ciento, según el ranking publicado en la revista Mercado.
El patrimonio de Mocciola S.A. al primer semestre del año pasado era de 19.700.000 y la ganancia del último balance de 4.900.000. Las inversiones también reflejan el crecimiento, pasando de 2.270.000 en 1996 a 8.300.000 en 1998, es decir, un 265 por ciento más.
Todos estos halagüeños datos económicos que se presentan en la firma a partir de 1996 contrastan con lo que ocurría en el país, en donde los indicadores del rubro mostraron un crecimiento nulo o negativo.

Foto 1: Mocciola construye una de cada tres viviendas populares en la provincia. No hay llamado a licitación.

Foto 2: La cracra de Verani junto al haras, en Guerrico. Mocciola le plantó variedades frutíciolas "top". Los favores se devuelven.

   
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