Martes 27 de marzo de 2001

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La constructora y el gobernador, una relación privilegiada

 

Los negocios de Massaccesi siguen dando dividendos

 
  Para eludir el proceso de licitación, el gobierno se remite a la existencia de un "convenio" firmado en 1988 que establece un reparto singular de viviendas. Este acuerdo asignaba cuotas de construcción a distintas empresas de la provincia, pero en particular destinaba un formidable cupo de 2.500 casas de un total de 4.000 a la firma Drina.
Drina fue una constructora que en su momento, y según testimonios, controló el ex gobernador Horacio Massaccesi, posiblemente con el propósito de hacer alguna clase de negocios con la provincia.
Este convenio surgió como consecuencia de un arreglo extrajudicial para terminar con un sonado pleito entre la comuna de Cipolletti y la firma Consultores Asociados por una frustrada obra de viviendas. Consultores se comprometía a obtener financiación para las 4.000 viviendas.
Pero algo fuera de lugar se introdujo en el convenio, con el solo propósito de beneficiar a Drina: una cláusula por la que Consultores Asociados "toma a su cargo las tareas destinadas a la factibilización de la financiación para la construcción de las 2.500 viviendas contratadas por la empresa Drina SA, por sistema plurianual, según instrumento de fecha 28 de diciembre de 1984, haciendo uso el IPPV en este acto de la opción que le otorga el artículo primero del mencionado contrato, con la financiación de instituciones bancarias y/o entidades provinciales, nacionales y/o extranjeras públicas y/o privadas".
Ahora bien, ese "instrumento" resultó ser un invento. Julio Rajneri, en su libro "Manzanas amargas", investigó y consultó a Eduardo Saint Martin (entonces ministro de Obras Públicas) y a Oscar Reyes (quien fue titular del IPPV). Jamás apareció -ni ninguno de estos funcionarios recordaba- constancia alguna de la existencia de un contrato para asignar las 2.500 casas a Drina.
Lo alarmante es que, aun cuando se haya tratado de un invento, no se pueden anular las licitaciones porque sí; no se puede bastardear un sistema en el cual la población confía.
Lamentablemente, el actual gobierno de Verani encontró la excusa perfecta para eludir el llamado a licitación y optar por asignar a dedo las obras.
En una palabra, los negocios de Massaccesi siguen dando dividendos.
   
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