Aunque logre los votos en el Senado, el gobierno perdió.
A la presidenta Cristina Kirchner no le resultará fácil recomponer su imagen después de mantener por más de 120 días el país virtualmente paralizado con un conflicto que sólo la soberbia permitió que llegara a estos extremos.
El escenario político que debe enfrentar el gobierno -independientemente del resultado de anoche- no es el mismo que el que prevalecía antes del 11 de marzo. En ese entonces el PJ estaba abroquelado sin fisuras detrás del matrimonio K.
El plano económico se muestra aún más complicado para el Ejecutivo.
Es que si se sanciona la ley, no garantiza que el crecimiento se vaya a reencauzar. Ésta tendrá vigencia hasta el 30 de octubre, por lo que todo indica que continuará la disputa en la calle cuando el gobierno insista en sostener las retenciones móviles para después de esta fecha.
Hoy el campo está dispuesto a seguir dando batalla. Por un lado, ya adelantó que recurrirá a la Justicia para pedir la inconstitucionalidad de esta nueva norma; por el otro, algunos productores aseguran que seguirán con su reclamo en las rutas y que dosificarán de tal manera la venta de su producción que exportarán "sólo lo que necesitan para vivir".
En la medida en que los productores no exporten, no ingresarán divisas al país. Este escenario podría determinar que continúe la falta de liquidez en el sistema financiero local, se mantengan altas las tasas de interés y la economía siga con su proceso de desaceleración.
El daño ya se siente. La falta de productos en las góndolas suma presión a los precios y esto se ve reflejado en la inflación, que hoy está por encima del 30%.
La resolución 125 partió la sociedad en dos. Y el aval que le otorga la nueva ley no ayudará a revertir esta situación.