Fue durante un lluvioso domingo de otoño cuando los barilochenses decidieron que la ciudad merecía una vuelta de página.
El radical Marcelo Cascón ganó con claridad una carrera en la que se inscribió a fines de 2007. Días en los que la elección era todavía pura conjetura.
Por entonces ocupaba la presidencia del Concejo y se calzó por unos meses el traje de intendente provisorio para reemplazar a Alberto Icare, quien ya no podía con su salud, pese a lo cual fue electo por un nuevo mandato al que renunció antes de asumir.
Esa dimisión desató la nueva pulseada electoral, en la que el oficialista Darío Barriga (FpV), cargó con el difícil cometido de conservar el capital de Icare y defender una gestión que arrastra fuerte desgaste y anemia de resultados en muchas áreas clave.
Una vez ungido por la UCR, Cascón trabajó antes que nada en la consolidación de una variada alianza de partidos. Con esa estrategia sumó cuotas módicas de votos, pero además (lo más importante) le permitió evitar la atomización de terceras fuerzas sin aspiraciones que hubieran debilitado la Concertación.
Avanzó luego con otras dos decisiones claves: desdoblar su candidatura en tres boletas con su nombre (la Concertación, la UCR y el PPR) y despegarse en todo lo posible del gobierno provincial, que provoca rechazo en buena parte del electorado local. El mérito de Cascón fue tomar nota de esa debilidad y transitar con decoro la difícil cornisa entre su impronta radical y el localismo indispensable para no caer en desgracia con el electorado.
Cascón también acertó en exhibir un programa prolijo y articulado, de llamativas coincidencias con el del ARI, que quedó tercero y alimentó claras expectativas hacia el futuro.
El voto popular finalmente premió el trabajo del candidato radical y clausuró en el mismo acto el liderazgo de Icare, ganador de las últimas tres elecciones de intendente. Con todo, la euforia acotada que reinaba ayer en las filas radicales fue señal suficiente de que a Cascón le esperan desafíos complicados.
Deberá construir gobernabilidad con un Concejo donde el FpV tiene mayoría y enfocarse también en dar respuesta a algunas demandas urgentes como la falta de viviendas, el déficit presupuestario, el tránsito, la crisis de los servicios, la infraestructura urbana, el transporte, el desempleo, el cerro Catedral y la terminal de ómnibus, a la cabeza de un listado en el que cuesta encontrar el punto final.
Un cometido que le exigirá abordaje integral, "equipo" competente y compromiso a toda prueba.
DANIEL MARZAL