NEUQUEN (AN)- Martín Alejandro Espiasse nació el 29 de mayo de 1978 en Chubut y antes de cumplir 20 años ya acumulaba una decena de pedidos de captura en tres provincias. Se le atribuyen los delitos más resonantes de la última década, incluida una presunta participación en el asalto a un camión blindado en Rawson que terminó con la muerte de dos policías, y hasta el asesinato de su esposa en Córdoba. Sobre este hombre de mirada esquiva se lanzó la cacería humana más intensa de la historia reciente de la provincia: lo vinculan con el asesinato a balazos del sargento ayudante Gabriel Jara, y toda la policía lo está buscando.

Según se supo ayer por los resultados de la autopsia, Jara (42) recibió dos balazos y no cuatro como se dijo en conferencia de prensa, uno de ellos en la cabeza. Le dispararon a siete metros de distancia y si bien alcanzó a sacar su pistola, no le dieron tiempo a usarla.

Los restos del suboficial fueron velados en una capilla de Villa Florencia y luego sepultados en un cementerio parque. Su jefe directo, el comisario inspector Miguel Betancur, dijo entre lágrimas: "un policía más ha muerto en servicio y cumpliendo su deber de perder hasta la vida para servir a la comunidad" (ver aparte).

Mientras tanto, la investigación del crimen no se detiene. Jara fue asesinado el martes a las 11.45 en Intendente Carro y Misiones, cuando intentó identificar a tres evadidos que lo recibieron a balazos. El oficial inspector Walter Bustos, que lo acompañaba, se parapetó detrás del Volkswagen Polo en el que ambos se movilizaban y repelió el ataque pero sin herir a los delincuentes.

Dos de los individuos fueron detenidos minutos después. Se trata de Claudio Gastón Barrientos, un peligroso evadido de la Alcaidía de Roca (ver aparte) y de Daniel Martínez, de quien sólo se sabe que se escapó de la cárcel de Villa Floresta en Bahía Blanca.

Tenían una pistola 9 milímetros que había sido robada a un policía neuquino, un revólver calibre 38 y chalecos antibala con la leyenda "Policía de Río Negro", aunque no está confirmado si son legítimos.

El tercer sospechoso, que logró burlar el cerco policial y sigue prófugo, es Espiasse, acaso el delincuente más peligroso que haya pisado la provincia.

Sus andanzas se conocen en Chubut, Bahía Blanca, Mar del Plata, Roca y San Antonio Oeste, donde la policía se declaró en alerta ante su posible presencia.

Según fuentes policiales, una de las acciones más espectaculares de Espiasse en Neuquén fue cometida el 6 de febrero de 1998, cuando junto con otros sujetos copó el hogar de menores Suyai para rescatar a un hermano suyo que estaba allí detenido.

Luego pasó a la legalidad. Con el nombre "Eduardo Fuentes" se dedicó un tiempo a la compra venta de vehículos, aunque se sospecha que fue sólo una pantalla y que siguió vinculado al delito.

El 16 de setiembre de 1998 en el barrio San Lorenzo le pegaron un balazo calibre Magnum 357 en el pecho que le quedó alojado en la columna. Lo operaron en el hospital y estuvo al borde de la muerte, pero a los pocos días se escapó aún canalizado con suero.

Al tiempo volvió a ser noticia en Córdoba: lo detuvieron acusado de matar a su mujer.

En una revisión médica le descubrieron un plomo de FAL en una pierna, producto de algún enfrentamiento.

Espiasse desapareció de la escena hasta que volvió con un título rutilante en los diarios: se lo vinculó con el salvaje asalto a un blindado en Rawson, en el que mataron a dos policías. Seis sospechosos fueron detenidos por ese hecho pero él logró escapar, una vez más.

En Neuquén hay un policía que lo conoce bien. Juan Carlos Lepén era un comisario de ascendente carrera en 1998, cuando Espiasse empezó su actividad delictiva en la provincia. El sargento Jara estaba entonces bajo sus órdenes.

Hoy Lepén es subjefe de la Policía y dirige personalmente el operativo para atrapar a un hombre al que viene persiguiendo hace casi una década.