En medio de la confusión, el pánico, el horror, muchos estudiantes que se encontraban dentro de uno de los edificios donde se produjeron los ataques saltaron por la ventana para escapar del agresor. La redactora en jefe del diario del campus, Amy Steele, afirmó que los testigos que se encontraban en el lugar confirmaron que al menos uno de los heridos estaría siendo atendido por la caída. Además, una alumna aseguró haber visto el momento en que los jóvenes se arrojaban por la ventana. "Fue todo muy rápido. Supongo que se tiraron por el pánico", afirmó la estudiante que también dijo que uno de ellos tenía un tobillo roto

Uno de los estudiantes, Matt Waldron, contó que no escuchó los disparos porque estaba oyendo música. Sin embargo, sí se dio cuenta después de las sirenas de la policía y vio a los agentes armados y escondidos tras los árboles. "Nos dijeron que saliésemos y nosotros corrimos tan rápido como pudimos. Era como una escena de terror". Josh, también alumno, explicó que el tiroteo duró dos o tres minutos: "Sonaba como una pistola de mano y hubo muchos, muchos disparos".

Una argentina en el medio de la tragedia

Laura Altstaedter es argentina, tiene 32 años y es profesora de castellano en la Universidad de Virginia Tech. Ayer estaba dando clases en uno de los edificios del complejo universitario donde se produjo la masacre. "Escuchamos ruidos de tiros y todos nos pusimos muy nerviosos", recordó. "Terminé de dar clase cerca de las 9.55. Como cualquier otro día, los chicos salieron al pasillo. En ese momento comenzó a circular el alerta sobre un tiroteo. Entonces decidí hacer entrar al aula a todos los alumnos, pero todavía no sabíamos qué pasaba ni la gravedad", explicó.

Encerrados, algunos estudiantes bromeaban como método de defensa ante el creciente nerviosismo. Otros espiaban por las ventanas. Eran 15 alumnos."Nos quedamos encerrados más de media hora y tuve que salir del aula varias veces para decirles a otros alumnos que se alejen de las ventanas", agregó. La preocupación dio paso al miedo recién cuando se confirmó oficialmente la muerte del primer estudiante. "Los chicos comenzaron a mandar mensajes de texto a sus familias para avisar que se encontraban bien y fuera de peligro. Vivimos horas de pánico total", dijo.