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Viernes 22 de Diciembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 44 > Sociedad
Fueron evidentes la improvisación y falta de recursos
Se notó la escasez de equipos, algunos elementales. El gobierno viene de gastar millones en un plan de seguridad.
Mientras la Policía aseguraba que los bomberos contaban con todos los elementos necesarios, la municipalidad salía a comprar linternas.
Mientras la Policía aseguraba que los bomberos contaban con todos los elementos necesarios, la municipalidad salía a comprar linternas.
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NEUQUEN (AN).- La improvisación y la falta de recursos fueron el denominador común durante el incendio en el edificio de la Asociación Española, y con el paso de las horas abonaron el terreno para el enfrentamiento entre los funcionarios municipales y provinciales por la responsabilidad de cada una de estas áreas. Basta un ejemplo: mientras por radio el jefe de la Policía, Carlos Zalazar, decía que los bomberos estaban perfectamente equipados, un funcionario de Defensa Civil de Neuquén llegaba al lugar del siniestro con una bolsa de supermercado llena de linternas.

Los bomberos se encontraron con un incendio en parte atípico: no hubo grandes llamas sino mucha combustión sobre materiales altamente inflamables como son los juguetes y los instrumentos musicales. Ante la falta de oxígeno en el subsuelo la mercadería se quemó como una brasa, lo que generó un humo tóxico y espeso.

El comisario Jorge Serrano declaró que "en mis 29 años de servicio nunca vi un incendio de estas características". Pero también influyó en el deficiente combate del siniestro la falta de medios para enfrentarlo: el personal no podía acceder al foco porque carecía de ropa adecuada, de tubos de oxígeno, y también de espuma para combatirlo con medios químicos. "Lo que ven es lo que hay", dijo Serrano, resignado.

A estos problemas hay que sumarles otros: los planos del edificio no coinciden con la obra terminada: los bomberos se toparon con rejas y paredes donde tendría que haber pasillos. Si hasta tuvieron que recurrir a croquis a mano alzada confeccionados por los comerciantes. Esto ocurrió en un contexto donde el gobierno destinó 50.000.000 de dólares al equipamiento de la Policía para supuestamente brindar más seguridad. La precaria situación de los bomberos fue puesta sobre la mesa más de una vez, y siempre negada por el jefe Zalazar. La más reciente ocurrió hace pocos días y casi le cuesta la cabeza al subcomisario que la denunció, Hugo Millapán, que ayer fue uno de los que estuvo al frente del combate del incendio.

Sobre este escenario, los cruces entre funcionarios de la provincia y el municipio avivaron las llamas. Al mediodía el jefe de Servicios Públicos de la municipalidad, Carlos Cides, salió a pedir la renuncia de la ministra de Seguridad, Susana Arévalo. "Tienen un plan de seguridad con el que no pueden apagar un incendio como este", afirmó.

La respuesta no tardó en llegar: "¿quiénes son los que dan las terminaciones de obra?" interrogó el segundo de la ministra, Raúl Pascuarelli, en alusión a la responsabilidad que tiene el municipio de dar el final de obra de los edificios.

 
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