Lunes 12 de mayo de 2003
  La esperada revancha del campeón
 

Gronholm se impuso en una prueba de locos.Se tomó desquite de la frustración del año pasado.Peugeot ganó en Córdoba después de 18 años.

 
VILLA CARLOS PAZ (Raúl Bernal, enviado especial) - En una prueba que fue de locos, el ganador final fue el que todos tenían como favorito antes de empezar. Y ese no era otro que el campeón, el finlandés Markus Gronholm, quien desplegó todo su talento y contó con un auto bárbaro, como fue su Peugeot 206, que le permitió recuperar todo el tiempo perdido, logró una memorable victoria en la vigesimotercera edición del Rally de la República Argentina, tomándose revancha de la frustración que vivió en la pasada edición, también en las serranías cordobesas.
Soberbia la definición de la prueba. Con un suspenso que se extendió hasta el quinto y último especial de la tercera etapa.
Todo en medio de un público que acompañó en forma sensacional, y que respondió como siempre para evitar nuevos problemas.
Gronholm, quien por culpa de un neumático roto en su auto había quedado sexto en la primera etapa, salió como endemoniado a descontar en la segunda, donde quedó a tiro del líder, el joven estonio Markko Martin, después del grueso error del navegante del español Carlos Sáinz.
La cuestión es que se armó una prueba bárbara para el final, con cuatro pilotos encerrados en menos de treinta segundos y con cien kilómetros de velocidad por delante.
Fue un disfrute para los aficionados. La cuestión se definió a puro manejo y acelerador, lo que tuvo sus costos.
El primer golpe fuerte se produjo en el especial de Capilla del Monte-San Marcos Sierras, donde se quedó por un problema en su Ford Focus el estonio Martin, quien veía como se le escapaba la posibilidad de lograr su primer triunfo en el Mundial.
Ahora la definición pasó a ser entre tres. Gronholm se convirtió en el nuevo líder, mientras que Burns no sabía como aguantarlo a Sáinz, quien se manejó todo.
El segundo especial, entre San Marcos Sierras y Cuchi Corral marcó el ataque de Sáinz, quien le achicó en un segundo y medio la diferencia que le llevaba el líder, convirtiéndose en el nuevo escolta.
Se venía un final apretadísimo. Pero Gronholm se encargó de ponerse a resguardo de cualquier eventualidad. Le ganó el tramo de La Falda-Villa Giardino a Sáinz, quien ahora tenía que preocuparse por Burns, el que no se resignaba a quedar tercero.
En el cuarto tramo, entre La Cumbre y Agua de Oro, el campeón voló, mientras que Burns no se quedó atrás, aprovechó un problema en el Citroën de Sáinz y recuperó el segundo puesto.
Toda parecía cerrado, con un histórico "uno-dos" para Peugeot. Pero quedaba un especial por delante, el de Ascochinga-La Cumbre, donde Sáinz mostró toda su grandeza y le manoteó el segundo puesto a Burns.
No tuvo tiempo para más, porque se terminó una prueba apasionante y Gronholm estaba en otro plantea.
El finlandés demostró todo su talento, que lo convirtió en bicampeón mundial.
Tuvo su revancha en Córdoba, después de la frustración de la pasada edición, cuando una exclusión lo dejó con las manos vacías.
De cinco fechas del actual Mundial ganó tres. Burns es el líder, pero Gronholm demostró que en condiciones normales está un escalón arriba del resto.
Después del caos y la locura de la segunda etapa, todo fue un placer en la tercera, la que consagró a Gronholm, al que sólo hay que agradecerle tamaña demostración de calidad y entrega para que el espectáculo fuera memorable.
Pasaron dieciocho años del último triunfo de Peugeot en Córdoba, volvió de la mano de un auténtico grande, que respondió a su condición de candidato.

El adiós de un auténtico ídolo

VILLA CARLOS PAZ (Enviado especial).- El último tramo entre Ascochinga y La Cumbre lo hizo llorando. Se acordó de su papá Alcides; de su mamá; de sus hermanos; de su familia, y también de todos sus navegantes, como de sus amigos más entrañables.
La vigesimotercera edición del Rally de la República Argentina marcó la
Ayer fue el cumpleaños de Gabriel Raies, pero el regalo se lo llevó el público.
despedida de un auténtico grande como es el cordobés Gabriel Raies, quien eligió retirarse ante el público que lo consagró como uno de sus ídolos. Encima cumplió con su pronóstico y terminó la dura prueba entre los diez mejores.
Mil cosas debieron pasar por la cabeza de Raies en la última parte de la prueba, porque ya no había posibilidad de dar marcha atrás. Era la última. Cualquier cosa a futuro, ya no será con este profesionalismo que demostró en su exitosa campaña de veintisiete años.
Muchas cosas coincidieron para tamaña emoción de Raies. La despedida se produjo justo el día de su cumpleaños, rodeado de sus afectos y de miles de aficionados que no se movieron de cada tramo hasta que no pasara "Satanás", el "Chancho" o "el Gabriel", como lo llaman muchos de los cordobeses.
En el encuentro con "Río Negro" volvieron a aflorar las lágrimas del múltiple campeón. "Cuántas cosas vivimos junto a ustedes, como con muchos otros colegas, dirigentes y la gente. Estoy conmovido por semejante muestra de afecto. Los quiero a todos, pero no se cómo responder a tanto cariño", apuntó antes de un abrazo interminable con varios de sus familiares y explotar en un llanto conmovedor.
Un grande de verdad, idolatrado por muchos, odiado por otros, ayer escribió el capítulo final de una campaña memorable. El piloto que más títulos ganó en Argentina se despidió de su gente. Fue el adiós de un auténtico ídolo.

"Por fin pude ganar en la Argentina"

VILLA CARLOS PAZ (Enviado especial).- El festejo del equipo Peugeot en el parque de asistencia de La Cumbre fue fantástico, como el triunfo que logró la principal figura de la escudería francesa, Markus Gronholm. Cuando detuvo su auto, en medio de la euforia, comentó: "por fin pude ganar en la Argentina, es algo que deseaba realmente, porque su gente es impresionante. Cómo se vive el rally. Me gusta mucho poder brindarme para ellos".
El finlandés expresó que "la prueba fue muy dura, como siempre. Pero tuvo alternativas muy cambiantes, que la convirtieron en una verdadera caja de sorpresas,donde nadie estaba seguro adelante".
Gronholm fue muy sincero y afirmó que "me dolió mucho que se suspendieran tantos tramos en la segunda etapa, pero cuando tuvo el problema con la tarjeta Carlos (por Sáinz) me terminé de convencer que podía ganar. Por suerte se dio. Todo el equipo se lo merece".
El español Carlos Sáinz también aporto lo suyo, a pesar que aún le duraba la amargura por un error que lo marginó de una victoria segura. "Logramos un buen resultado, son ocho puntos que sirven para el Mundial. Podía ser mejor, pero ya está. De nada vale andar llorando por algo que quedó en la historia. Hay que mirar para adelante".
Como siempre, fue imposible dialogar con el británico Richard Burns, el piloto con peor humor en el Mundial. "Tuvimos problemas en el final", comentó casi a las disparadas buscando un lugar en la intimidad de su equipo.

   
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