Lunes 12 de mayo de 2003 | |||
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Una exitosa empresa familiar | ||
Jorge Angeloni y su hijo Lucas se dieron el gusto de sus vidas. |
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No le regalaron nada. El cutralquense seguro que cumplió uno de sus mejores trabajos de su campaña, por no arriesgar a que resultó el mejor. Estaba a tiro del ex campeón Diego Koppousshian en el inicio de la tercera y última etapa, con cinco tramos de velocidad por delante y cien kilómetros por caminos muy duros de la serranía cordobesa. No le fue bien en el primer tramo, porque el líder llevó la diferencia inicial de casi treinta segundos a un minuto. Parecía que la lucha por la punta en la división estaba definida. Con cuatro tramos por delante, Angeloni tenía que arriesgar mucho para descontar o intentar la hazaña. Y el cutralquense, contrariamente a lo que muchos podían esperar, arriesgó todo. Se jugó como lo anticipó el pasado sábado después de la segunda etapa que salía a "plata o m....". Cumplió. En el segundo y tercer tramo no sólo le ganó a Koppousshian, sino que le sacó más de un minuto y medio en La Falda-Villa Giardino, que lo convirtió en el nuevo líder. Pero en una verdadera película de suspenso, Angeloni parecía tener el papel del que sufría. En el cuarto tramo rompió una goma y perdió más de cuatro minutos. Se terminó la posibilidad de ganar... Error. Las pruebas recién terminan en el final, muchas veces en una verificación técnica. Y Angeloni, quien salió a cumplir con el último tramo, de repente se encontró con la tierra que venía dejando un Seat amarillo. Era el de Koppousshian, quien increíblemente había tumbado. El cutralquense se jugó todo en los kilómetros finales, después que superó al bonarense. La definición resultó memorable. Después de cuatro días y tres etapas tremendas, terminó logrando el triunfo por apenas 1s 3/10. Casi nada después de mil quinientos y tantos kilómetros. Tiene razones más que justificadas para festejar. "Esto es algo maravilloso" VILLA CARLOS PAZ (Enviado especial).- "Cuando vi que lo alcanzábamos no lo podía creer. Mi hijo (por Lucas, su navegante) me gritaba que era el auto de Diego (Koppousshian). Me volví loco. Saqué fuerzas no sé de dónde, aceleramos a pleno y nos fuimos a fondo hasta el final. Esto es algo maravilloso". |
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