Miércoles 12 de setiembre de 2001

MAS INFORMACION:

Nueva York parecía una ciudad sitiada tras la guerra

No se explican el derrumbe de las Torres

Imágenes de un día en el que el horror sacudió al mundo

ANALISIS

Dos humillaciones distintas

 

La peor oleada terrorista atacó el corazón de EE. UU.

 

Los estadounidenses se levantaron en un país que consideraban invulnerable y se durmieron con una cruda realidad: atónitos ante la tevé, observaron cómo terroristas utilizaron como bombas a 4 aviones para destruir las Torres Gemelas de Nueva York, atacar el Pentágono y destruir otra aeronave. Bush promete capturar a los culpables y el mundo repudió la barbarie como un ataque a la democracia y seguridad global.

  NUEVA YORK/WASHINGTON.- Estados Unidos sufrió ayer la peor oleada de ataques terroristas de su historia, que hirió a sus centros político y financiero causando al menos 20.000 muertos y centenares de heridos, extendiendo el miedo entre su población y mostrando cuán vulnerable es aún la mayor superpotencia del mundo.
Tres aviones de pasajeros secuestrados por terroristas armados de cuchillos embistieron ayer sucesivamente las "Torres Gemelas" de Nueva York y el Pentágono. La Asociación Nacional de Bomberos estimó que las víctimas podrían alcanzar 10.000 personas en las dos torres del World Trade Center, donde trabajaban unas 40.000 personas. Pero según otras fuentes médicas y del gobierno, los muertos por los ataques terroristas llegarían a 20.000.
El balance de la tragedia, aún impreciso, podría ser más grave del ataque sorpresivo a Pearl Harbour, el 7 de diciembre de 1941, de 2.388 muertos y casi 2.200 heridos.
En una hora de terror, frente a sus televisores, los norteamericanos descubrieron que son vulnerables. Imágenes que parecían surgir de Hollywood: las torres en llamas, el avión que penetra una de ellas en directo, las torres que se derrumban en una nube de polvo asesina que devora a sus víctimas, los rascacielos de Manhattan envueltos en humo. Como en el cine, peor que en el cine. Porque todo es verdad.
Los terroristas se adueñaron de al menos cuatro aviones en los cielos norteamericanos, tras superar todos los controles de seguridad en los aeropuertos, y condujeron a tres para abatir sus objetivos; fallaron en un solo caso - aunque también causaron decenas de víctimas- con el avión que se estrelló en Pennsylvania.
De los cuatro aviones secuestrados, dos eran de American Airlines y otros tantos de United Airlines y trasportaban a 226 pasajeros.
Las torres, que a diario eran visitadas por unas 150.000 personas, se desmoronaron después de que dos aviones -un Boeing 767 de American Airlines y un Boeing 767 de United Airlines- se estrellaron contra las estructuras de 110 pisos.
Poco antes del colapso, una tercera aeronave -un Boeing 757 de American- se estrelló contra el edificio del Pentágono, después de despegar del aeropuerto de Dulles en Washington.
Un cuarto avión secuestrado, un Boeing 757 de United, se estrelló en Pennsylvania, aparentemente cuando los secuestradores intentaban dirigirlo hacia Washington. Un pasajero que logró llamar por teléfono celular desde un baño dijo que era un secuestro.
Una víctima del avión que chocó contra el Pentágono consiguió llamar a su marido por teléfono y dijo que los secuestradores estaban armados apenas con cuchillos y navajas
El presidente George W. Bush, que visitaba una escuela en Florida, decidió regresar a Washington, pero por razones de seguridad hizo varias escalas en bases aéreas, entre ellas la sede del Comando Aéreo Estratégico en Nebraska, que controla el arsenal nuclear de Estados Unidos.

Las consecuencias

"Encontraremos a esta gente. Sufrirán las consecuencias. Haremos lo que sea necesario. Nadie va a disminuir el espíritu de esta nación", dijo Bush a la prensa a bordo del Air Force One, el avión presidencial que regresó a la capital escoltado por cazas militares. Bush enfrenta con este hecho el mayor reto a su capacidad de liderazgo en sus ocho meses en la Casa Blanca. Políticos conservadores pidieron mano dura para castigar a los responsables. "Esto es un acto de guerra. Para mí, la guerra fue declarada contra Estados Unidos. Debemos actuar de manera acorde. Tiene que haber una respuesta dura", dijo el senador republicano Orrin Hatch .
"Esto es comparable a Pearl Harbor y debemos tener la misma respuesta y los responsables deben terminar igual que los que atacaron a Pearl Harbor", afirmó el ex secretario de Estado Henry Kissinger.
Muchos elementos de este ataque quedan por ser determinados: ¿quién atacó?, ¿por qué?, ¿cómo fue posible?, ¿cuántas son las víctimas?.
Respuestas inmediatas, aunque todavía intuitivas, llegan desde varias partes: Bin Laden, el multimillonario saudita que encabeza la más letal organización terrorista integrista, desde Afganistán, o bien, organizaciones palestinas o, en sentido amplio, medio-orientales.

Buscan pruebas

Empero, nadie avanza por el momento pruebas: la CIA y el FBI, que fracasaron resonantemente, en el frente de la prevención, buscan indicios y rastros que abran pistas.
Sin embargo, el Pentágono negó que hubiera actuado en Afganistán, donde se registraron una serie de explosiones. Funcionarios del Pentágono dijeron que era probable que la violencia fuera respuesta de la oposición al ataque en el que murió el domingo su líder Ahmad Shah Masood, que lideró la lucha contra el gobernante movimiento Talibán.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, dijo que las fuerzas armadas fueron puestas en su máximo estado de alerta, Delta, en Estados Unidos y en el mundo. Aviones cazas F-16 sobrevolaron la capital y se evacuaron edificios claves como la Casa Blanca, el Congreso o el Pentágono, entre otros.
Las autoridades ordenaron la suspensión de todos los vuelos civiles y comerciales y clausuraron los aeropuertos del país hasta hoy. Los atentados precipitaron un caos en Estados Unidos: paralizaron las comunicaciones, obligaron a la evacuación de edificios clave y al cierre de los mercados bursátiles, escuelas y hasta parques de diversiones.
Las calles de Nueva York se llenaron de sirenas y un público aterrorizado que corría en busca de seguridad escapando las nubes de polvo creada por el colapso de las torres.
El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, dijo que había "un horrendo número" de muertes en los ataques contra las torres gemelas y pidió evacuar el Bajo Manhattan
Antes de que colapsaran ambas torres, pudo verse gente que saltaba desde los pisos superiores. "No sé si eran cadáveres o gente que simplemente se lanzó a morir", dijo Ellen Leon, quien apreció el desastroso panorama desde su oficina.
Por la tarde, antes del ocaso, colapsó el Edificio 7 del Centro de Comercio Mundial, de 57 pisos, afectado por el remezón del derrumbe de las torres gemelas. En Washington, una sección del Pentágono se derrumbó y ardió en llamas.
Las precauciones adoptadas tras los atentados no se confinaron al territorio continental estadounidense. Francia ordenó una alerta general de seguridad, Alemania convocó a su consejo nacional de seguridad, Israel clausuró las operaciones de su principal aeropuerto y se cancelaron todos los vuelos comerciales en Europa con destino a Estados Unidos. Argentina también entró en alerta rojo" ante posibles ataques.
Los principales líderes mundiales condenaron el brutal ataque, que fue considerado no sólo como un ataque a ese país, sino "a todo el sistema de libertades del mundo".
El shock es enorme. Los EE.UU, es cierto, responderán. Pero, en tanto, se preguntan sobre la validez de las prioridades de Defensa. El lunes, el senador Joseph Biden, le había advertido a Bush: el verdadero peligro no es un ataque misilístico de un país enemigo, contra el cual se prepara el escudo espacial; "el verdadero peligro es un ataque terrorista en nuestro territorio, contra el cual no estamos preparados". Biden tenía trágicamente razón. (Reuters/EFE/ANSA)

Armados con puñales

Los secuestradores que estrellaron ayer un avión de American Airlines contra el edificio del Pentágono como parte de un ataque coordinado contra Estados Unidos, usaron puñales y cuchillas para apoderarse de la nave.
La información fue revelada durante dos llamadas telefónicas que hizo desde el avión Barbara Olson, esposa del subsecretario de Justicia, Ted Olson, antes del choque. Aparentemente, los asaltantes no portaban armas de fuego.
Barbara Olson, que era también comentarista de la cadena de televisión CNN, fue una de las 64 personas que murieron en el choque del Boeing 757. Olson hizo dos llamadas para informar a su esposo que el avión, que cree volaba desde Washington a Los Angeles, había sido secuestrado por los terroristas.

Foto: Socorristas intentan rescatara a sobrevivientes de la tragedia en las ruinas de la "Torres Gemelas".

     
     
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