No existen restricciones legales para la “cosecha” de hongos de los pinares. Pero hay que tener en cuenta que los pinos son especies exóticas provenientes del hemisferio norte, y que se los implanta en terrenos particulares para su aprovechamiento maderero, con lo que las tierras donde se encuentran los pinares, son privadas.

 

Bajo los pinos Ponderosa, Oregón, o Murrallana, aparecen estos hongos. Para cosecharlos hay que cortarlos con un cuchillo desde su base. No hay manera de confundir estos hongos con otros no comestibles, ya que bajo los pinares son los únicos que se desarrollan.

 

Los propietarios de las estancias o los predios donde se encuentran estas forestaciones no muestran oposición alguna a que la gente coseche hongos, siempre y cuando pidan permiso para ingresar en las forestaciones.

El acopio de hongos de los pinares, además de resultar una tradición creciente en San Martín para consumo familiar, aparece como un recurso que colabora en el sustento económico de algunas comunidades rurales, que venden sus excedentes a comercios locales, o elaboran especialidades de conservas para su venta.

 

Una vez acopiados y llevados en bolsas, los hongos deben ser pelados pacientemente, y se los deja secar al sol o en ámbitos calefaccionados, para lograr la pérdida total de la humedad que encierran. Se los suele guardar secos para integrarlos a diferentes platos, o bien se elaboran conservas.

 

La época del año para cosechar los hongos de los pinares es el comienzo del otoño, y el día de dedicarse a juntarlos hay que aguardarlo con atención. Después de varios días de lluvia, cuando sale el sol y la temperatura se eleva, es el momento ideal. Alta humedad y calor, son la conjunción de factores del clima que hace brotar los hongos de los pinos.

 

Los pinares que por estos días son más visitados para la obtención de los hongos se ubican en Chapelco Chico, Aquinco, Filo Hua Hum. También los hay en el vivero provincial del lote 69 junto a la ruta provincial 19 en las proximidades del paraje Puente Blanco, a solo 7 kilómetros de San Martín de los Andes, donde se asientan las comunidades mapuches Curruhuinca y Vera.