PUERTO PRINCIPE (AP).- Sobrevivientes hambrientos y harapientos del terremoto en Haití clamaban ayer por alimentos y agua, mientras los donantes internacionales se esforzaban por determinar cómo enviar ayuda y los rescatistas libraban una carrera contra el reloj para liberar a los atrapados entre los escombros.
El gobierno de Haití ya ha recuperado 20.000 cuerpos, sin contar aquéllos recuperados por sus propios familiares o por agentes de los organismos independientes, según explicó el primer ministro de ese país, Jean-Max Bellerive. Dijo que un saldo final de 100.000 muertos "parecería ser lo mínimo".
Unas 300.000 personas están viviendo en las calles de Puerto Príncipe y que la prioridades se dividen entre darles agua, alimentos y refugio a los sobrevivientes y seguir cavando entre toneladas de escombros en busca del milagro de hallar más personas con vida.
Con extrema dificultad llega la ayuda extranjera y está sin resolver el problema sanitario que representan innumerables cadáveres abandonados en las calles.
Tres personas con vida fueron vistas por rescatistas que introdujeron una cámara desplegable en un orificio en el derribado Hotel Montana. Allí escucharon la voz de una mujer que hablaba en francés y la desesperación crecía ayer por rescatarlos. Lidovia Pierresainte, de 33 años, una cocinera de Puerto Príncipe que pasó 80 horas sepultada y fue rescatada por una brigada de voluntarios peruanos y nicaragüenses, fue protagonista de uno de esos milagros. Ayer salió con vida de debajo de las ruinas de una casa.
Por otro lado, un gran disturbio estalló ayer en un estadio de fútbol del centro de la ciudad (transformado en un centro de rescate), luego de que helicópteros de la Armada de Estados Unidos dejaran caer raciones de alimentos y líquidos embotellados. Unos 200 jóvenes pelearon entre ellos por los víveres.
Mientras la comida, el agua y otras formas de ayuda comenzaban a llegar a Haití en grandes cantidades y desde todas partes del mundo, la desorganización impedía ayer el adecuado reparto de las provisiones.
Demasiados aviones
El Ejército Estadounidense tomó el control del dañado y saturado aeropuerto principal de Haití, que no puede recibir más de 90 vuelos por día, lo que lo hace insuficiente para admitir a todos los aviones que están siendo enviados por donadores extranjeros y gobiernos. Es por eso que la ayuda está empezando a llegar a la vecina República Dominicana, desde donde se lleva dificultosamente por tierra o por mar. Por caso, dos aviones franceses no pudieron aterrizar ayer, lo que desencadenó un cruce de críticas entre ambos gobiernos.
"Por el momento no se puede llevar nada por aire a Puerto Príncipe. El aeropuerto está totalmente congestionado", dijo el portavoz de la Cruz Roja Internacional Paul Conneally desde Santo Domingo.
Las tareas de ayuda se topan con caminos bloqueados, la congestión del único aeropuerto, falta de equipamiento y otros problemas. Los soldados de la fuerza de paz de la ONU que patrullan la capital dijeron que la gente se mostraba cada vez más enojada y advirtieron a las caravanas de ayuda que llevaran seguridad adicional ante el riesgo de saqueos.
Mientras aumentan las señales de tensión y cuellos de botella en el aeropuerto, el presidente de Haití, René Preval, imploró ayer a los donadores internacionales que "coordinen mejor" sus esfuerzos y los exhortó a que "no riñan". Destruidos el Palacio Nacional y casi todos los ministerios, el presidente se reunía con sus ministros al aire libre en un círculo de sillas de plástico, en un cuartel de policía ruinoso que es utilizado como su oficina principal temporal.
Tal es el caos en Puerto Príncipe que un conductor de un camión de agua fue atacado en uno de los barrios precarios de la ciudad. También hay informes de saqueos, con jóvenes que caminan por el centro con machetes y otros elementos que podrían usar como armas. "Los desesperados y los delincuentes se están apoderando de la situación", dijeron ayer desde Haití. (AP)