Se calculan en 3 millones los afectados. Es decir, haitianos sin hogar y sin acceso asegurado al agua, los alimentos ni los medicamentos.
Se estiman en 200.000 los muertos, aunque los cuerpos rescatados apenas superan los 50.000.
Son 27 los equipos de rescate de todas partes del mundo los que trabajan en la asolada tierra de Haití y la ayuda internacional llega con extrema dificultad a los pobladores. Para la ONU "la catástrofe de Haití plantea a los organismos de ayuda humanitaria problemas de una dimensión histórica nunca antes vista", dijo ayer la portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios en Ginebra, Elisabeth Byrs. "En lo que respecta a problemas logísticos no nos habíamos visto nunca confrontados con una situación así", dijo Byrs. "No tenemos ningún apoyo, sobre todo de parte del Estado". "Incluso tras el tsunami en Asia a finales de 2004 no se registraron problemas logísticos como los actuales", agregó.
Según la coordinadora, "aún no hay datos oficiales sobre el número de víctimas mortales" y "la identificación de los cadáveres sigue siendo un gran problema". "No podemos recurrir a ninguna infraestructura pública y tenemos que empezar prácticamente desde cero", dijo también Byrs.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) habló por su parte del "puro caos". "La destrucción se ve en cada esquina", citó la organización a su portavoz Simon Schorno tras sus primeras impresiones en Puerto Príncipe.
La falta de agua se convirtió en desesperante. Especialistas indican que miles de sobrevivientes del terremoto podrían morir si no se les asegura el acceso rápido al vital elemento. La gente deambula sin perspectivas de encontrar ayuda, albergue o cualquier tipo de apoyo. Mientras en algunos lugares comienza a reinar la violencia y el caos, alimentados por la desesperación, en otros se siguen viviendo milagros de solidaridad: "En algunos lugares, lo poco que hay se comparte", destacó Schorno.