ROCA (AR).- Hubo insultos, golpes, empujones y forcejeos. Hubo gritos de angustia, llanto y médicos brindando primeros auxilios. La sala de audiencias de la Cámara Criminal Segunda de Roca se convirtió en el escenario de una batahola cuando la jueza María Evelina García terminó de leer el fallo que absolvió a Natalí "Bum Bum" Carrillo de los cargos que la acusaban como partícipe del asesinato de Nadia Hidalgo. Por el mismo crimen, sin embargo, fue condenado a 15 años de prisión el otro imputado, Iván Garrido, quien se mantuvo imperturbable mientras se leía el fallo en su contra.
Por unanimidad el tribunal se volcó hacia la versión de Natalí, de 19 años y embarazada de cinco meses, y dio por probado que en la madrugada del 2 de febrero de 2008, cuando Nadia fue asesinada en su casa del barrio San Martín de Villa Regina, fue Iván quien empuñó los cuchillos que se habrían usado para matarla.
"Habrá que aceptar la cantidad de verdad que se obtenga", dice el fallo en uno de sus primeros considerandos: es la forma en la que el tribunal admitió, desde el principio, que muchas preguntas quedaron sin respuesta sobre lo que pasó esa trágica noche. Esas incertidumbres jugaron a favor de Natalí, quien llegó al juicio procesada como supuesta encubridora, a mitad de proceso fue acusada como coautora y finalmente ayer al mediodía quedó en libertad por el beneficio de la duda.
Distinta fue la suerte de Garrido, sobre quien los jueces cargaron toda la culpa y la responsabilidad por el crimen. El juez César López Meyer pidió para él una condena de 17 años de cárcel (como había pedido la querella), pero por mayoría se aplicó una pena de 15, tal como lo votaron García y Juan Rotter, "para que reflexione sobre lo que ha hecho", dice la sentencia.
Nadia murió por un "shock hemorrágico agudo" derivado de numerosas heridas de arma blanca en el cuello y el tórax. Según el médico forense, fueron dos los cuchillos que la lastimaron con hundimientos, desgarros, movimientos ascendentes y descendentes y cortes transversales. Todas las heridas fueron aptas para causar la muerte, concluyó el médico Ismael Handam.
Un primer grito, el que no pudo contener Lorena Figueroa, la mamá de Nadia, desencadenó los graves incidentes que se registraron en la sala tras la lectura del fallo. Los insultos empezaron a llover contra Natalí, Iván y contra los jueces García y Rotter (López Meyer no estuvo en la audiencia), quienes debieron salir del lugar a toda velocidad y con custodia policial por la posibilidad cierta de resultar lesionados. La fuerte custodia policial que había en la sala fue insuficiente y se requirió apoyo al personal de la Comisaría Tercera. Figueroa fue asistida por personal médico de emergencias porque sufrió una severa descompensación.