Horacio Berardi se desempeña como Bioquímico en San Cayetano, provincia de Buenos Aires. Ayer se levantó a las dos de la mañana para cubrir un trayecto de 520 kilómetros y estar en la despedida. Fanático, dice que toda su vida, se la debe a quienes ya lo creen el Santo de la Patagonia. A llanto pelado, dio el presente señalando que "es para nosotros el final. Yo no voy a dejar a los amigos que tengo en Luro, pero me tengo que hacer la idea de que el cuerpo no va a estar más; y pensar que yo lo venía a ver desde hace 40 años cuando estaba depositado en el ´fortincito´".
Dice haber brindado "todas las satisfacciones, mi profesión y en lugar de pedir por cosas materiales le rogué para ser padre". Es que con su esposa no podían tener hijos, y un buen día, hace nueve años atrás apareció en el santuario. "Hacía tiempo que estábamos anotados para adoptar. Le dije.....Ceferino ahora te necesito, y a los 60 días me llamaron de Santiago del Estero, porque había nacido Ceferino José", apuntó.
La presidenta del Grupo Ceferiniano de Luro, Haydeé Torres de Canosa, pasó toda la noche de vigilia. Pese a mostrar huellas del cansancio tuvo la suficiente entereza como para disparar esta reflexión: " es indescifrable lo que siento en mi corazón. Luchamos para que esté bien, para que se beatique, trabajamos tanto y ahora obtenemos una respuesta absurda como esta de usurparlo llevándoselo abruptamente" (Agencia Viedma).