ROCA/ALLEN .- Los líquidos cloacales que día a día erogan los habitantes de Roca son tratados, hasta ahora, por una sola planta ubicada en Stefenelli. En septiembre el municipio tiene previsto inaugurar una segunda planta depuradora en la zona oeste de la ciudad con la posibilidad de beneficiar a 25.000 vecinos.
La obra de Stefenelli fue realizada en conjunto entre ARSA y el Departamento Provincial de Aguas y en 2005 costó, según cifras oficiales, 3.819.853 pesos.
El ingeniero de la empresa Enrique Kamerbeek, aseguró que cuenta con una capacidad de tratamiento de 121.600 metros cúbicos (m3) por día, mientras que describió que durante el invierno se procesan alrededor de 700 m3 por hora, y en época estival la cifra casi se duplica y llega a los 1.300 m3 horarios.
Los gastos de mantenimiento incluyendo los salarios de los empleados van de 40 a 50.000 pesos por mes, de los cuales sólo 20.000 corresponden a erogaciones por energía eléctrica.
La otra planta depuradora se está edificando en J. J Gómez y proveerá del servicio de cloacas a vecinos de ese barrio, Alta Barda y Gauna, y se pretende beneficiar a 25.000 roquenses.
El proyecto fue financiado el Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamien- to, con un crédito de 4.500.000 de pesos, aunque el secretario de Obras y Medio Ambiente, César del Valle, adelantó que ya se invirtieron 5.500.000 pesos.
Por su parte Allen fue la primera localidad del Alto Valle en contar con una planta de tratamiento de líquidos cloacales, construida en 1972, pero el vandalismo ha puesto en jaque su funcionamiento.
En teoría, los líquidos tendrían que ingresar a una primera laguna para ser oxigenados y así evitar los malos olores. En la segunda laguna los líquidos se decantan y ya en la tercera salen por una cámara, lugar en donde se les debería incorporar cloro al 10 por ciento para eliminar las bacterias.
Pero en la primera laguna se robaron y destruyeron los aireadores y lo mismo sucedió con el tanque que almacena el cloro. Desde hace dos meses los líquidos se vierten al río sin recibir el proceso de clorificación.
En la planta de tratamiento de líquidos cloacales trabaja un solo operario, quien se encarga de desmalezar el lugar y controlar -cuando funciona el sistema - la incorporación del cloro en el proceso de salida de los líquidos. Para evitar que los vándalos alcancen el tablero de controles, un efectivo policial custodia el lugar durante la noche. Entre el salario del operario y los adicionales policiales, la planta tiene un gasto estimativo de 7.500 pesos mensuales, sin contabilizar los gastos de energía, cloro y de reposición de las luminarias que son destrozadas periódicamente.
Según indicó Laureano Tapia, responsable de ARSA, la planta de la calle Neuquén recibe por día más de 4 mil metros cúbicos de líquidos cloacales. (AR/AA)