ESTELÍ, Nicaragua.- (Mariano Saravia, especial para "Río Negro").- El jueves por la noche, el presidente constitucional de Honduras llegó a esta ciudad del norte de Nicaragua, célebre durante la guerra entre el sandinismo y los contras, que tenían base en Honduras. Desde allí planificó el regreso a su país, acción que trataba de concretar al cierre de esta edición. (ver pág 24-25)
En el hotel La Campiña, de las afueras de Estelí, Zelaya improvisó una conferencia de prensa con los periodistas presentes, entre los cuales estaba este diario.
Escuetamente y con muestras de cansancio, dijo que esperaba "que los soldados hondureños no apunten sus fusiles contra su presidente que es su jefe, porque al presidente en Honduras no lo elige la elite del Congreso o del Poder Judicial, lo elige el pueblo, y sólo el pueblo lo puede sacar".
"Estoy caminando despacio desde Managua hasta Tegucigalpa. Mi presencia en Honduras no es un conflicto sino una solución. Espero que cuando las fuerzas armadas vean que están al frente de su comandante supremo, rindan sus fusiles".
La caravana de unos 50 vehículos estaba encabezada por un jeep blanco conducido por el propio Zelaya, acompañado por el canciller de Venezuela Nicolás Maduro y el histórico guerrillero sandinista Edén Pastora. La gente, al llegar a la ciudad de Estelí, 150 km. al norte de Managua, salió a recibirlo con banderas del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Este enviado, en cambio, tuvo que sortear varios obstáculos y más de 200 kilómetros desde Tegucigalpa, para llegar aquí. Lo más difícil fue eludir los numerosos puestos de policías y militares que no están dejando pasar a ninguna persona de las muchas que intentan llegar de cualquier forma al paso fronterizo de Las Manos.