¿Le es absolutamente imperioso contar con un paquete de pañales XG, de esos que casi nunca -cuando uno más los precisa- encuentra en la farmacia más cercana? ¿O tal vez algo para hacer la cena porque no alcanzó a perder los últimos minutos del día, después del trabajo, claro, en el súper? ¿Tal vez un trámite en Anses? ¿O pagar el impuesto que ¡venció ayer! ?
¡A no preocuparse! Porque hoy "TODO" o casi todo se puede hacer sin siquiera mover la cola de la silla. ¿Habrá llegado, definitivamente, el tiempo en que no tengamos que mover un solo pie fuera de la casa, absolutamente para nada?
Desde hace tiempo, a pesar de que para algunos la idea suene lejana, se sabe que ´muuuuchas´ cosas se pueden hacer a través de la gran red. A pesar de que en algunos lugares aún -los más distantes de las grandes ciudades sobre todo- muchos de estos servicios no estén disponibles.
Sin embargo, algo es obvio. Al parecer, el temor y la gripe A todo lo pueden. Hasta lo más impensado. Sobre todo para los "vagos tecnológicos" o aquellos que puedan catalogarse como "ignorantes cibernéticos", si se quiere.
"Nunca me imaginé pidiendo la clave para el ´home banking´ o para tener que hacer las compras en la compu de mi hija", dice, entre risas y sinceridad plena, Marta, una docente de 55 años que -ella misma lo reconoce- entró al mundo de internet a la fuerza. Un buen día (de estos últimos) optó por pedir la clave en su banco, en Roca, para hacer los trámites sin tener que ir al banco.
No es la única. Desde diversas entidades bancarias, refieren, sobre todo en los últimos días, todas las consultas que no impliquen un contacto directo, cada a cara, han ido en aumento.
La gripe A hizo posible, en muy poco tiempo, que muchos organismos y empresas privadas aceiten sus mecanismos con una velocidad sorprendente. Anses, AFIP, entre otros organismos públicos, cerraron sus puertas al público y la mayoría de los trámites pueden canalizarse a través de su página web o vía telefónica. Y así también muchas empresas de la región que ampliaron sus servicios on line.
Pero es sólo una parte, porque la rutina diaria, los hábitos y costumbres más arraigados, a la fuerza también están cambiando.
¿Para mejor? ¿Para peor?
Esto incluye: aprender sin ver las caras de maestros ni de los compañeritos (el sitio Aprender en Casa, de Educación, en sólo dos días reportó más de 200.000 visitas); hacer las compras sin poder rogar al carnicero por un mejor corte; pagar los impuestos sin necesidad de hacer tantas horas de cola; escuchar buena música o ver una película espectacular pero... más solos cada vez. Sólo una parte de un muestrario de nuevas rutinas.
La gripe A llegó como una tromba y el eco de los medios se multiplicó millones de veces en torno a ella. Que es así, que es asá, que lo mejor es el barbijo, que no lo es tanto, el alcohol en gel que saltó al estrellato... que sacar a los chicos, que no, que ir, que no ir... En fin. Millones de informaciones en pocos segundos que atormentan y confunden.
Y no es para menos. Porque para muchos, la mente también es "vulnerable" a la gripe A.
"Aumentaron las consultas por trastornos de ansiedad", refirieron, desde mil y un pantallas de tevé, diarios y revistas, expertos. "Lo que pasó generó tanta confusión, por las informaciones encontradas que surgieron, que lógicamente la gente asimila todo en forma contradictoria", explica el psiquiatra Luis Di Giacomo.
Frente a esto, hay una sola conducta posible: "la del sentido común", sostiene y clarifica, "ser cauteloso y tener sentido común, responsabilidad social y no hacer nada que me pueda dañar".
SILVANA SALINAS
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