-¿Pizzería?
-Sí.
-¿Me mandás un CD?
Este pedido tan extraño como atípico se producía en un local de delivery de pizza del oeste de la ciudad. El CD no era otra cosa que una fracción de cocaína de 10 gramos, que cuesta unos 300 pesos. El lugar de destino de estos envíos eran barrios de mediano y altos ingresos.
Personal de la división de Toxicomanía logró descifrar los códigos que permitieron cerrar el círculo y el comercio que se dedicaba a repartir estupefacientes camuflados en los móviles de entrega de la pizzería.
"Este comercio del oeste, luego de la tarea habitual salía a distribuir a pedido diferentes tipos de drogas, principalmente cocaína y marihuana. A veces el proceder era tan grosero que directamente llamaban y pedían la droga que querían sin que mediara código alguno. El destino de los delivery siempre involucraba a "familias de mediano y alto poder adquisitivo que son los que más droga de calidad consumen", aseguró Naigual.
Además de esta pizzería, se han dado casos donde se detuvo a repartidores que andaban con droga para comercializar y que se los detectó en forma fortuita. (AN)