-¿Qué es lo más importante de un relato?
-Dando por supuesto todo lo obvio, como que esté bien escrito y demás, le doy mucha importancia a la economía narrativa. Creo que en el relato debe primar la intensidad. Debe meter en cuestión y tomar al lector por el cuello en la segunda línea. No hay nada peor que un relato corto que se te haga largo.
-¿Qué es lo que más lo atrae de escribir?
-El hecho de estar descubriendo cosas continuamente. El día que deje de sorprenderme dejaré de escribir porque es un trabajo duro. Sólo si te diviertes mucho puedes soportarlo. Lo que pasa es que te da mucho a cambio. Es muy divertido y sorprendente. Justifica una vida escribir.
-¿Lo hace reír algún texto suyo?
-Generalmente no. Hombre, hay momentos en los que dices "Huy, qué bien ha quedado esto", ¿no? A veces los lectores se ríen de cosas que para mí no tienen ninguna gracia. Eso siempre me ha sorprendido. Por eso siempre he pensado que el humor en mi literatura es un efecto secundario. Es un efecto colateral que no busco y que se produce por el modo en que me acerco a la realidad. A mí me gustan mucho la paradoja y la ironía. A veces me sorprendo cuando alguien me dice: "No sabes cómo me reí con tal cuento". Y pienso: "Pues no sé de qué se ha reído", porque por ahí me parece muy serio.
-Hay gente que se ríe en los velorios.
-Sí, creo que lo hace también un poco para liberar la tensión del momento. Porque la risa es un escape y una fuga, al igual que el llanto. Creo que la risa y el terror están muy cerca. Son las dos caras de la misma moneda.
-¿Y la muerte?
-¿La muerte? Pues no sé... el acabamiento, ¿no? Parece...