MEXICO (AP).- Las escuelas y los museos están cerrados. Algunos partidos de fútbol que iban a jugarse a estadio lleno se disputarán en estadios vacíos. Los empleados sanitarios hacen bajar de subterráneos y micros a los pasajeros enfermos. Los bares y clubes nocturnos están llenos como de costumbre, pero algunos adolescentes bailan con máscaras quirúrgicas.
En esta superpoblada capital de 20 millones de personas, los mexicanos reaccionan con fatalismo y confusión, indignación y temor, ante la idea de que la ciudad pueda ser el centro de una epidemia global de una nueva variante de gripe.
Las autoridades instaron a la gente a quedarse en sus casas si no se sentían bien.
Cristina Cerón, una camarera de 55 años, llamó a su hija en cuanto salió del trabajo. "Por favor cúbrete la boca y no comas comida callejera´´, le dijo, protegida por una máscara quirúrgica.
"¿A qué se debe, dónde se produjo? ¿Cuál es la magnitud del problema?´´, preguntó David Vázquez, propietario de una pizzería, que llevaba a su familia al cine el viernes por la noche. Su hijo cumplía 10 años y no quería cancelar la salida, pero aseguró que la familia se quedaría en la casa todo el fin de semana.
Trabajadores sanitarios se apostaron en el aeropuerto internacional y en estaciones de micros y subterráneos para distribuir máscaras quirúrgicas y desalojar a todos los que estuvieran enfermos. Muchos pasajeros del transporte público llevaban máscaras.
Desde hace tiempo los expertos advertían que podía desarrollarse una nueva gripe mortífera cuando diferentes virus infectan a un cerdo, una persona o un ave mezclando su material genético. El resultante híbrido podría propagarse rápidamente porque la gente no tendría defensas naturales que oponerle.