CHOS MALAL (enviado especial).- Felipe Lara sabía que lo estaban buscando y que su vida y la de su familia corrían serio peligro. Por eso, dejó de ver a su esposa Margarita, pero antes le dijo que no volviera a hablar de él y que a su hija la envíe con familiares que pudieran darle otro apellido. Margarita le hizo caso.
Felipe hacía trabajos de campo en Chos Malal y en el Alto Valle. Se cree que estando en Campo Grande y en Cipolletti militó o tuvo un cargo en algún partido de izquierda.
Anduvo saltando entre los cerros, del Domuyo al Palao, de Las Olletas a Los Menucos en fuga de patrullas de Gendarmería de las cuales escapaba a pie o en un caballo colorado. A ninguno de sus hermanos le dijo porqué lo buscaban y de hecho a algunos ni siquiera que estaba en fuga. Su hermano Aldo pagó por ello. "Me llevaron con una capucha en la cabeza, me estaquearon como cuatro horas y me preguntaban dónde estaba mi hermano... me preguntaban y me amenazaban? Y si yo no sabía nada. Cuando me levantaron las estacas, me llevaron con ellos hasta el cajón (de Curi Leuvú) y allá, cuando se les pasó, nos quedamos chupilqueando" (bebiendo chupilca), recordó el jueves Aldo Lara, uno de los hermanos de Felipe.
"Yo tenía ocho o nueve años cuando se lo llevaron. No entendía por qué y nadie me quería decir nada, pero había gente que hablaba de mi tío ´el guerrillero´. Me acuerdo cuando los gendarmes entraban a las corridas a buscarlo a la casa de mi viejos o cuando a otro tío lo llevaban a la rastra para que diga dónde estaba el tío Felipe. Mi papá no decía nada porque no sabía y eso que un vecino, que es gendarme, una vez le apuntó la pistola en el pecho", recuerda Adolfo "Fito" Lara, de 40 años, el hombre que nunca se resignó.
"Eramos pobres y teníamos pocas fotos: hay una en la que estoy con mis dos hermanos (José y Emilio) y el tío Felipe detrás. Esa foto siempre estaba en al cómoda pero lo gendarmes nunca la vieron. Crecimos mirando esa foto. Hace unos años, para el velorio de otro tío, vino mi primo Horacio Lara, hijo de Felipe, que nunca nos había visto. Cuando vio la foto se largó a llorar. Es lo único que le quedó de su papá y creció preguntándose quiénes eran los chicos que estaban con él. No podía parar de llorar", cuenta "Fito". Fue a partir de ese momento que Horacio Lara se interesó por el caso e hizo la denuncia en el juzgado Federal de Zapala.
Los hermanos Lara no creen que los restos de su tío estén entre los esqueletos que se hallaron.
"Las tías y los tíos nunca hablaron del tema, sólo mi abuela (Delicia Fernandois, ya fallecida) fue a la Policía y a la Gendarmería a preguntar por mi tío. Fue a ver también al director de la escuela (Jorge Mosqueira) a quien le dijeron que Felipe Lara había sido trasladado a Covunco", explica "Fito".
Lara fue detenido en un cañadón cercano a la caballeriza de Gendarmería en diciembre de 1977. Había bajado a visitar a su hermano José Reynaldo en los días previos a la Navidad, como otras veces. Enfrente vivían tres gendarmes y llegó una patrulla a la que pudo desorientar. Lo atraparon en el otro extremo.
Hace algunos años, "Fito" Lara le dijo a la profesora Cecilia Arias que su tío era un desaparecido: "parece increíble pero recién a los veinte años hice el click y me di cuenta de lo que había pasado". Un 24 de marzo se lo contó a todos los vecinos que fueron a un acto por el aniversario del golpe militar. Hubo viejos vecinos que se le acercaron y le contaron cosas de ese hombre alto que era su tío. Así llegó a testimonios de un par de gendarmes que lo vieron detenido. Así fue que golpeó las puertas de un vecino ex gendarme que no recuerda haberle apuntado a nadie. Hace un tiempo, durante una marcha, un joven escribió "represor" en la pared del ex gendarme. "Para él no dice represor sino profesor y no es por él sino por el vecino que es docente", contó José "Pepe" Lara.