| | | | | | Click para ampliar | | Hilarión Sosa cayó y se lastimó las muñecas en las veredas del Tribunal. | | | NEUQUÉN (AN/ACE).- Minutos después de las 7, las bombitas de pintura de naranja, verde, roja y amarilla llovieron sobre las cabezas de los militares, mientras los cascos de la policía federal se tiñeron por los impactos de color. En el tumulto, el piso con pintura y el apuro del paso, el médico militar acusado de facilitar la tortura, Hilarión Sosa, cayó y se lastimó las muñecas en las veredas del Tribunal Oral Federal. "Están bien, un poco nerviosos", se informó desde la Defensoría oficial. "Uno de los imputados debe ser trasladado al hospital para hacer placas y suturas, hecho que este Tribunal lamenta y considera impropio del juzgamiento de esta naturaleza", se quejó el presidente del cuerpo, Orlando Coscia, cuando dio a conocer de la situación. "Porque siguen sosteniendo el silencio y las defensas negando el terrorismo de Estado y diciendo que estos milicos son mártires; con esta Justicia lo único que va a haber es escrache", dijo Paola Panizza, de HIJOS. La organización se mantuvo ayer en las puertas del Tribunal y al paso del fiscal general, Manuel Balboa, le cuestionaron que hubiera pedido la investigación del equipo de abogados de una de las querellas por revelar los datos de una de las audiencias en las que supuestamente se ventilaron secretos de Estado relacionados con la actividad de los denunciantes. El "escrache" fue a primera hora en medio de un fuerte operativo de policía aeronáutica, gendarmería y el servicio penitenciario federal, que evitaron con los cascos, que los proyectiles asestaran en el blanco. Igual Sosa trastabilló y debió ser atendido por los golpes en las muñecas cuando se afirmó en el piso. | |