Nuevamente el Invap recibió el visto bueno para fabricar otro satélite. Esta vez será para observar la Tierra y medir la salinidad de los océanos y así contribuir al estudio de la circulación de los mares y el cambio climático. Además permitirá brindar información para alertar tempranamente enfermedades como el dengue, la malaria y el hantavirus.
El equipo de especialistas que trabaja en el desarrollo del satélite argentino SAC-D Aquarius informó que éste comenzará a fabricarse en Bariloche a fines del 2008 y será puesto en órbita en
mayo del 2010. Luego de una semana en la que se realizó una exhaustiva revisión técnica de los detalles de fabricación, el proyecto recibió, el jueves último, la aprobación para seguir con su construcción.
El proyecto, en el que participan especialistas de diferentes disciplinas, como ingenieros, físicos y astrónomos, es dirigido por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) de Argentina y tiene a la NASA como socio principal. También participan las agencias espaciales de Italia y Francia, con el aporte de instrumentos y Canadá, y Brasil, con el asesoramiento técnico.
La "estrella" del satélite SAC-D, es el instrumento "Aquarius", que permitirá medir desde el espacio la salinidad de los océanos. Los científicos de la NASA, que estuvieron en Buenos Aires, destacaron que esa información será un gran aporte para la oceanografía y el estudio del cambio climático.
"Vivimos en un planeta de agua. Los oceanógrafos luchan por comprender la circulación oceánica, y uno de sus objetivos es determinar su influencia en el clima global", dijo a la Agencia CyTA, Eric Lindstrom, oceanógrafo del Programa Científico de la NASA.
Por su parte, Gary Lagerloef, investigador principal del proyecto por parte de la NASA y presidente del Instituto "Earth and Ocean Research", señaló que se sabe, por la historia geológica, que los cambios del clima están relacionados con la circulación oceánica.
El investigador agregó que hasta hace poco tiempo, la salinidad de los océanos se medía desde los barcos y desde los aviones, pero no existía la tecnología necesaria para recabar esa información mediante un satélite.
La salinidad interviene en la circulación oceánica y en el clima de las diferentes regiones del mundo. "El Aquarius es un radiómetro que medirá cuánta energía de microondas 'sale' del océano, y eso depende de la conductividad eléctrica del agua y a la vez, ésta depende de la cantidad de salinidad del agua", explicó Lagerloef.
El director ejecutivo y técnico de la Conae, Conrado Varotto, destacó durante la reunión de prensa que la Argentina ganó una licitación internacional para trabajar en conjunto con la NASA en esta misión. A nivel nacional, el contratista principal es la empresa Invap. Colaboran científicos e ingenieros de universidades, como la Universidad Nacional de la Plata, del Instituto Argentino de Radioastronomía y de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CNEA), entre otros.
Sandra Torrusio, investigadora de SAC-D Aquarius por parte de la Conae señaló que una de las metas es cumplir el compromiso con la comunidad de que esta misión significará un valioso aporte, por ejemplo, la observación de las condiciones climáticas que pueden llevar a un contexto propicio para un brote de dengue en el país, permitiría tomar medidas de prevención.
"Es un observatorio en el que cada instrumento se puede utilizar, tanto por separado como de manera conjunta, creando una sinergia muy interesante", dijo Torrusio. (Télam y AR)