NEUQUÉN (AN).- El perito en balística Cristian Caffaro sumó elementos de sospechas contra el cabo primero José Darío Poblete cuando explicó cómo se determinó científicamente que la vaina del proyectil de gas lacrimógeno salió del arma del policía, el único imputado en el crimen del maestro Carlos Fuentealba. La vaina fue recogida junto al lugar donde cayó Fuentealba y en gabinete se determinó que salió de la pistola a la cual el perito le asignó el número 13 entre otras 22. Era el arma del cabo primero.
Caffaro fue contundente al afirmar que a diez metros de distancia (el docente fue impactado a unos siete), el cartucho de aluminio mantiene la dirección que disponga el tirador y bien puede perforar hasta una chapa dura, según pudo dar constancia.
En cambio, el perito de la Policía neuquina dejó muchas dudas cuando se le consultó sobre el comportamiento de este tipo de proyectiles en circunstancias por lo menos parecidas a la que le costó la vida al maestro, cuando el cartucho del proyectil de gas le impactó en la cabeza.
El oficial Caffaro admitió además que nunca antes de este caso había peritado un arma o un proyectil lanzagases y que muchos de sus conocimientos son absolutamente teóricos.
El 4 de abril del año pasado, de acuerdo a la acusación que pesa sobre Poblete, el cartucho del proyectil rompió la luneta del Fiat 147 en cuya parte posterior iba Fuentealba y le golpeó la cabeza. Esa fue la causa de la muerte del maestro. Lo que no se puede saber científicamente es si la vaina o culote que despidió el arma es la que estaba hermanada al cartucho que fue el que impactó sobre la víctima.
A diferencia de otras armas, el caño de la Pistola Federal lanzagases no tiene estrías en el interior del caño y por lo tanto no deja marcas que puedan determinar correspondencia entre ambos elementos del proyectil.
Para graficar la situación es necesario tener en cuenta algunas cuestiones. El proyectil lanzagases se divide en tres partes. Dos de ellas son de aluminio: la vaina y el cartucho (que es el que carga la munición, en este caso gas). Y la tercera es una punta de plástico que tiene como función contener la carga.
Al salir el proyectil, la vaina cae livianamente y el cartucho se traslada con una potencia que, en un descampado, lo puede trasladar hasta 120 metros.
En esta investigación no hay forma de saber qué vaina se corresponde con el cartucho que estuvo unido dentro de la pistola.
El defensor del cabo primero Poblete, Ladislao Simon, avanzó en ese sentido y además se preocupó por dejar constancia que Caffaro recibió la vaina o culote dentro de un sobre y como único elemento de ese tipo a peritar. La vaina se habría encontrado en un rastrillaje que se hizo junto al lugar donde se produjo el hecho. Simon fue punzante en sus preguntas y Caffaro trastabilló en las respuestas incluso al momento de identificar un cartucho del proyectil de gas lacrimógeno servido. Cuando las preguntas eran más finas, el perito se escudó diciendo que "sería necesario hacer pruebas" disparando este tipo de proyectiles sobre un blanco. Tampoco quedó claro cómo el extremo plástico del cartucho no se deformó cuando rompió la luneta pero fue elocuente la explicación de cómo se peritó la vaina que entre 23 pistolas posibles.
También declaró el maestro Moisés Sosa que aportó datos sobre la represión, la saña policial, y el momento en que cayó Fuentealba. Contó que a la distancia les pidió a los policías que cesen con la represión y que recibió como respuesta el gesto de un beso y otro que le mostraba los genitales. El docente creó confusión cuando dijo que sus compañeros "disparaban" en vez de decir que huían.