CIPOLLETTI (AC).- Acusación y defensa dieron sus argumentos sobre algunos de los aspectos centrales del caso:
* Móvil: Según querella y fiscalía, fue "económico". Juan Carlos Aguirre "era coleccionista de deudas". Estiman que el detonante fue que ese mismo día Ana Zerdán pensaba donar sus bienes a una sobrina. Era "tal la voracidad" de su ex concubino "que pretendía que le dejara sus bienes a Juan Manuel", expresó el fiscal. Aseguró que Aguirre "permanecía parasitariamente a su lado". La defensa afirma que Juan Carlos no dependía económicamente de Zerdán. Que Juan Manuel tenía dinero en el banco y que es heredero de muchas propiedades.
* Autores: Fueron los dos imputados y "quizás una tercera persona", planteó la querella. "Las pericias apuntan a que los autores fueron parientes o conocidos", mencionó el fiscal. Dijo que se intentó simular un robo, pero entraron "por la puerta principal, que estaba cerrada". Tenían llave. Creen que le taparon el rostro antes de golpearla porque eran "conocidos". La defensa insiste en que fueron sicarios. La querella retrucó con ironía: "los sicarios de Zerdán no llevaron ni un cortapluma para matarla".
* Las coartadas: La acusación consideró "mendaces" los dichos de los imputados respecto de qué hicieron el día del crimen. En el debate denunció a cinco testigos por presunto falso testimonio. La defensa asegura que los dichos de sus clientes son "reales" y contraatacó en su alegato pidiendo que se investigue a nueve testigos por el mismo delito: al médico policial Claudio Schoua; a los policías Daniel Uribe, Osvaldo Sánchez y José Becerra; al mecánico Domingo Voria y su empleado Víctor Salerno; a la amiga de Zerdán, Graciela de Edorna y a la empleada doméstica de la víctima, Julia Pilquimán.
* Actitudes: Juan Carlos Aguirre dijo que se despertó a las 4 o 4.30 del 18 de setiembre y como vio que Ana no había llegado, salió a buscarla. "Jamás la fue a buscar a ninguna parte, pese a que la víctima incluso acostumbraba quedarse a dormir en otro lado sin avisar", dijo la acusación. No pasó por la casa de la amiga adonde Ana había dicho que iba a cenar, aunque le quedaba "de paso". Fue al laboratorio. Avisó a la policía "recién a las 5.32. ¿Qué hizo en una hora?, se preguntó. El defensor afirmó que su cliente "llamó inmediatamente".
La acusación también destacó que la llave del auto que entregó Juan Manuel a la policía "era la que utilizaba la víctima"; que Juan Carlos Aguirre no se acercó ni siquiera a comprobar si era su mujer el cuerpo que estaba en el laboratorio; que Aguirre (padre) daba justificaciones el día del hallazgo "que nadie le pedía"; y que los imputados "no mostraron ningún signo de duelo". Habló además de los "rasgos psicopáticos" de los Aguirre y sus actitudes "violentas".