ASUNCIóN.- La victoria electoral de la oposición encabezada por el ex obispo católico Fernando Lugo en Paraguay "es responsabilidad directa del presidente Nicanor Duarte Frutos", dijo el ex presidente Juan Carlos Wasmosy (1993-1998), según refiere ayer el diario asunceño "La Nación".
La responsabilidad, sin embargo, no la tiene solamente Duarte Frutos sino el Partido Colorado, que como institución sostuvo durante 35 años una dictadura cruel y corrupta encabezada por Alfredo Stroessner (1954-1989), y protagonizó después un sistemático saqueo de las arcas del Estado desde sucesivos gobiernos civiles: los de Andrés Rodríguez, Wasmosy, Raúl Cubas, Luis González Macchi y Duarte Frutos, según indican analistas políticos.
El resultado de estos gobiernos fue ubicar al país entre los más pobres de Latinoamérica, en el que se profundizó el atraso tanto en lo económico, político y cultural, como en el aspecto de infraestructuras y servicios y en donde la miseria y la marginación social alcanzan niveles desesperantes. La situación llevó a un profundo hartazgo a la población que dio un masivo apoyo al ex obispo Fernando Lugo, que logró un poco más de 700 mil votos (40,82 por ciento) contra 530 mil (30,72 por ciento) de la candidata del Partido Colorado, Blanca Ovelar.
Para la mayoría de los analistas políticos del país, el triunfo electoral de la oposición es el fin del "periodo de transición a la democracia" iniciado con la caída de la dictadura de Stroessner en 1989 y el comienzo de un "derrotero distinto, pleno de esperanza, optimismo y libertad, una etapa de democracia genuina", según lo resume el artículo editorial del matutino "ABC Color".
La caída de la dictadura de Stroessner y la derrota electoral del Partido Colorado producida el domingo forman parte de un cambio que en Paraguay se lo ve como necesario, a juzgar por los resultados de los comicios. Sin embargo, falta aún finalizar esa "transición a la democracia genuina" que sostiene el rotativo asunceño, con el traspaso pacífico del poder de un partido a otro de distinto signo, sin derramamiento de sangre.
"Esta situación nunca antes se vivió en Paraguay pero se podrá verificar el 15 de agosto próximo, día en que se completará la rueda de la historia", según dijo la analista política Milda Rivarola.
Quedarán entonces las esperanzas y expectativas. El presidente electo deberá dar respuestas al 40 por ciento de la población que vive por debajo de la línea de la pobreza; al más de 30 por ciento de personas con problemas de empleo; a la concentración creciente de la tierra y de las riquezas en pocas manos y la elevada migración que golpean cotidianamente al pueblo paraguayo. La satisfacción de esas necesidades dependerá de Lugo y su habilidad para lograr articular políticas desde un gobierno apoyado por un conglomerado de partidos políticos y organizaciones sociales disímiles. (DPA)