En los últimos dos años hubo altas y bajas en el escenario artístico neuquino. En el quehacer independiente, La Conrado Centro Cultural reanudó su actividad luego de cuatro años. El elenco teatro del Histrión, a través de la autogestión y aportes externos, logró construir su propia sala con capacidad para sesenta espectadores. Este mes, la Sala Fernández Rego, dependiente de la cartera de Cultura de la provincia, volvió a dedicarse al arte después de un largo tiempo de ser usada como depósito.

La contracara de los proyectos independientes es el cierre de dos espacios emblemáticos de la ciudad. La Curtiembre Campocultural brindó ayer su su último espectáculo antes de bajar el telón definitivamente. El Lugar tuvo ayer su comedia de despedida. Las dos salas cerraron sus puertas debido a la falta de recursos para funcionar y bajo la presión del mercado inmobiliario que dispara el precio de los alquileres.