Si decide colgar los botines, Henry Homann se habrá retirado de la mejor manera. Si decide seguir jugando, continuará recibiendo el reconocimiento a un verdadero símbolo de Cipolletti que volvió para ascender con sus colores amados.
“Se lo quiero dedicar a toda mi familia. Ellos saben el esfuerzo que hice para volver a jugar. Soné con esto miles de veces y haber podido contribuir para llevar a ‘Cipo’ al ascenso”, contó Homann en medio de una emoción incontenible que llegó llanto descontrolado.El vestuario estalló en un enfundado abrazo de un plantel que consiguió el objetivo mayor. Y allí estaba Pablo Pérez, el espigado defensor que tampoco pudo contener las lágrimas y su garganta sólo alcanzó a soltar una dedicatoria para su esposa y su hijo Rodrigo.
Jorge Cid fue otro de los hacedores de este ascenso y le tocó ver el último partido desde afuera por una suspensión. “Fue la mejor manera de demostrar que fuimos los mejores. Esto es para toda mi familia”, afirmó el “Máquina”.