CIPOLLETTI (AC).- Los vecinos de Sebastián Ballesi, cuyo domicilio fue allanado el jueves tras su presunto "arrepentimiento" y confesión de la "masacre del laboratorio" y el crimen de Diana Del Frari, no salían de su asombro.

Ayer, reiteraron que el joven de 25 años era una persona tranquila y que no había tenido problemas con nadie. Ratificaron que trabajaba en la peluquería con su madre y que nada hacía suponer que realizara una confesión de este tipo.

Pero tras el allanamiento de ayer, a muchos vecinos se le vino a la memoria el 27 de mayo de 2002, a sólo cuatro días de la "masacre del laboratorio", cuando la justicia ordenó un allanamiento en el inquilinato vecino a la casa de Sebastián Ballesi.

Hasta allí habían llegado los perros de la Policía, siguiendo el rastro del ácido acético con el que había quedado impregnado el autor de los asesinados.

En ese momento, las pesquisas trataban de dar con Orlando "El Clavo" Sandoval y David Sandoval, los principales sospechosos de haber asesinado a las tres mujeres en el interior del laboratorio.

David fue finalmente condenado a prisión perpetua como autor de la masacre, mientras que "El Clavo" fue absuelto.

El procedimiento de 2002 se produjo en el inquilinato de Perito Moreno 155. Apenas concluido, los inquilinos habían asegurado a la prensa que "simplemente somos gente humilde que vive en un barrio paqueto", y que no conocían a ninguno de los dos sospechosos.

Los canes de la Policía de Neuquén, llegaron al inquilinato luego de olfatear una bolsa que contenía hisopos con ácido acético para tratar de seguir el rastro en ese sector.

A pesar de que durante la pesquisa los policías no dejaron resquicios sin inspeccionaron el resultado del operativo se consideró negativo.